La organización alemana Foodwatch acusó a Coca-Cola de negar el obvio daño a la salud causado por sus refrescos. Pero el gobierno alemán no planea introducir un impuesto al azúcar al estilo del Reino Unido
Este miércoles (04.04.2018), la organización alemana Foodwatch, centrada en la protección de los derechos del consumidor y la calidad de alimentos, acusó a Coca-Cola de tratar de preservar un modelo de negocios "completamente anticuado" adoptando las tácticas desesperadas de los gigantes del tabaco para negar el devastador impacto en la salud de sus productos.
Foodwatch también pidió al gobierno alemán que siga el ejemplo establecido por varios otros países europeos, Reino Unido es el más reciente, de introducir un "impuesto al azúcar", que ya ha alentado a las empresas a presentar nuevas recetas con menos azúcar.
"Las bebidas azucaradas son los nuevos cigarrillos", dijo Martin Rücker, director de Foodwatch Alemania, en una concurrida conferencia de prensa en un hotel de Berlín este miércoles. De hecho, en la tapa del nuevo "Informe Coca-Cola" de la ONG se ve una imagen del hombre Marlboro sosteniendo una botella de Coca-Cola en vez de un cigarrillo.
Paralelismos con la industria tabacalera
Foodwatch acusó a Coca-Cola de utilizar medidas de marketing "irresponsables" para proteger su cuota de mercado global estimada en un 24 por ciento (36 por ciento en Alemania), especialmente al "dirigir a niños y jóvenes" sus campañas publicitarias.
Coca-Cola Alemania dice que su publicidad no está dirigida a niños menores de 12 años.
Foodwatch encontró paralelismos con la industria tabacalera en la forma en que Coca-Cola ha negado que haya alguna prueba científica clara de que sus bebidas son malas para el consumidor. Casi como para ilustrar esa crítica, Coca Cola publicó su punto de vista poco antes de la conferencia de prensa de Foodwatch.
"La obesidad es un fenómeno complejo", dijo Kammerer, representante de relaciones públicas de Coca-Cola, en una nota publicada en el sitio web de la empresa. "Si hubiera una conexión simple y directa entre el consumo de refrescos azucarados y la obesidad, debería estar en las estadísticas. Sin embargo, según los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), esta suposición no es acertada. Un ejemplo: en países como Finlandia, donde los jóvenes consumen muy pocos refrescos, existe una alta tasa de sobrepeso, en los Países Bajos es exactamente lo contrario".
Rücker, de Foodwatch, dijo que esto era exactamente el tipo de ofuscación que las compañías tabacaleras habían usado para negar la conexión entre cigarrillos y cáncer. "Estos productos no son refrescos: son causantes de la diabetes. Y Coca-Cola está haciendo todo lo posible para preservar su modelo comercial completamente anticuado".
Tanto la OMS como la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico han informado que el mundo está al borde de una "epidemia de obesidad", que está causando cada vez más casos de diabetes, enfermedades cardíacas y cáncer de colon. Según Foodwatch, el 80 por ciento de los estudios financiados de forma independiente han encontrado un vínculo entre las bebidas azucaradas y la obesidad. La ONG también descubrió que Alemania se encuentra entre los 10 países con las tasas de diabetes más altas y que los niños entre los 14 y 17 años consumen en promedio medio litro de bebidas azucaradas por día.
"Poco progreso"
El impuesto sobre el azúcar del Reino Unido entrará en vigor el viernes próximo, y las compañías de bebidas tuvieron dos años para prepararse. Para bebidas con 5,1 a 8 gramos de azúcar por 100 mililitros, las compañías deben pagar 0,20 euros por litro producido. Otros países europeos han introducido un impuesto similar, incluidos Portugal, Francia, Bélgica, Hungría, Noruega, Finlandia y Estonia.
"Una de las razones por las que Alemania avanza tan poco es que el Ministerio de Alimentación también es responsable de la protección de la salud de los consumidores", dijo el director de campañas de Foodwatch, Oliver Huizinga. "A diferencia de otros países, aquí los intereses del lobby del azúcar y los intereses de la industria alimentaria están representados en el mismo ministerio que la protección de la salud de los consumidores: sus intereses se contradicen diametralmente".
Autor: Ben Knight (GG/VT)