Las calamidades en tierra y mar, la inestabilidad social, las amenazas de guerra, como portentosos presagios, anuncian la proximidad de acontecimientos de la mayor gravedad. Las agencias del mal se coligan y acrecen sus fuerzas para la gran crisis final. Grandes cambios están a punto de producirse en el mundo, y los movimientos finales serán rápidos.—Joyas de los Testimonios 3:280 (1909). Elena de White
El repunte del precio de los alimentos abre la puerta al riesgo de otra crisis
El precio mundial de los alimentos registró en julio la mayor subida desde 2009, lo que abre la puerta a una nueva hambruna como la que ya sufrió el Cuerno de África el año pasado y, además, ejerce presión sobre la inflación en un momento en el que se teme que la economía mundial vuelva a recaer. La sequía en Estados Unidos, los problemas de producción de Rusia y las lluvias fuera de temporada en Brasil se han traducido en un incremento de los precios del 6% en julio respecto al mes anterior, sobre todo de los cereales, según los datos de la agencia de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
La hambruna que el año pasado acabó con la vida de más de 50.000 personas en el Cuerno de África fue la primera del siglo XXI, pero podría no ser la última. El encarecimiento de los alimentos abre la puerta a una nueva crisis, puesto que todo apunta a que los precios seguirán subiendo por los daños causados por las sequías y las elevadas temperaturas. “Todavía es temprano para afirmar que nos enfrentamos a la misma crisis de 2008 o 2011”, destaca la experta de la FAO Concepción Calpe en conversación telefónica, “pero hay un peligro: estamos viviendo un año difícil; ya en 2011 tuvimos malas cosechas en todo el mundo y los países tuvieron que utilizar parte de sus reservas alimentarias”.
No es la única amenaza. El incremento de los precios es un elemento de presión al alza de la inflación en un momento en el que es conveniente mantener los tipos de interés bajos para impulsar una economía mundial que amenaza con echar el freno. Países como Brasil y Turquía ya han registrado repuntes de la inflación en julio por la escalada de precio de los alimentos. Además, si las familias tienen que gastar más para comprar un bien esencial como el pan, destinarán menos dinero a otros productos.
Oxfam, en alerta por 1.000 millones de personas
La ONG Oxfam alerta de que la subida del precio de los alimentos puede poner en peligro la seguridad alimentaria de alrededor de 1.000 millones de habitantes de países que no son capaces de autoabastecerse.
"Las crisis alimentarias están destinadas a repetirse hasta que los líderes mundiales encuentren el valor para solucionar estos problemas", destaca la organización en un comunicado.
El encarecimiento de estos bienes pasará factura a los países más pobres, según la ONG, que se verán obligados a pagar precios más altos para la importación. La situación de Yemen es particularmente grave, puesto que el país importa el 90% del trigo y 10 millones de personas sufren el hambre, incluyendo a 267.000 niños en riesgo de muerte por malnutrición.
Oxfam aboga también por moderar la producción de bioetanol, un combustible que absorbe el 40% de las reservas de trigo en EE UU.
En lo que va de año, el incremento de la cotización de los alimentos y la sequía han afectado a más de 18 millones de personas en el Sahel. La ONG calcula que para erradicar el hambre en esta región se necesitan 7.830 millones de dólares, pero la crisis económica mundial ha causado una fuerte caída de la donaciones internacionales.
El dato publicado este jueves por la FAO, sin embargo, se mantiene por debajo de los niveles máximos alcanzados en 2011. El repunte de julio se debe, sobre todo, al encarecimiento de cereales (17%) y azúcar (12%). Carne y productos lácteos, en cambio, apenas sufrieron cambios. La sequía en EE UU ha deteriorado las perspectivas de los cultivos de maíz, lo que hizo subir el precio casi un 23% en julio. Mientras el arroz se mantuvo estable en julio, las cotizaciones del trigo subieron un 19%.
Entre 2007 y 2008, el insostenible incremento del precio de los combustibles —el petróleo estaba a 145 dólares, frente a los actuales 100—, el mayor uso de bioetanol, condiciones meteorológicas adversas y políticas restrictivas llevaron a un fuerte repunte del coste de los alimentos. Pese a que sus precios se situaran por debajo de los niveles registrados en julio de este año, el alza de la cotización de los bienes básicos desembocó en violentas protestas en las calles de Haití, Egipto y Camerún, entre otros países.
La experta de la FAO alerta del peligro que podría derivar de los resultados de la producción agrícola en algunos de los mayores responsables del suministro de alimentos en el mundo: “En EE UU la cosecha ha sido muy inferior a las expectativas; podría salvarse la soja, pero ya es demasiado tarde para el maíz”. Las altas temperaturas en la mayor economía del mundo —julio fue el mes más caluroso desde que se empezó a recoger estos datos en 1895— llevaron los precios del trigo y de la soja a alcanzar un récord el mes pasado. Argentina y Rusia también han reducido su producción de bienes básicos, lo que da pie a especulaciones sobre una posible restricción de las exportaciones por parte de Moscú. Las excepciones son muy raras. “Esperemos que Brasil pueda recuperar algo”, añade Calpe.
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