Un estudio francés demuestra que unos roedores que ingirieron toda su vida maíz transgénico Monsanto o expuestos a fertilizantes de esta marca presentaban una mortalidad entre dos y tres veces más importante y desarrollaban más tumores, así como daños en hígados y riñones. Monsanto siempre ha asegurado que sus productos son seguros.
"Los resultados son alarmantes. Observamos por ejemplo dos o tres veces más mortalidad entre las hembras tratadas (con transgénicos). Hay entre dos y tres veces más tumores en las ratas tratadas de los dos sexos", sentenció Gilles-Eric Seralini, profesor de la Universidad de Caen y director del estudio financiado por la fundación CERES.
Para llegar a esta conclusión, los científicos alimentaron a doscientas ratas durante un máximo de dos años de tres maneras distintas: únicamente con maíz transgénico NK603, con maíz transgénico NK603 tratado con Roundup (el herbicida más utilizado del mundo) y con maíz no modificado genéticamente tratado con Roundup.
Tanto el maíz NK603 como el herbicida son propiedad del grupo estadounidense Monsanto.
Según Seralini, “los resultados revelan una mortalidad mucho más rápida e importante durante el consumo de los dos productos".
"La primera rata macho alimentada con transgénicos muere un año antes que la rata indicador (la que no se alimenta con transgénicos). La primera rata hembra, ocho meses antes. En el 17º mes se observan cinco veces más machos muertos alimentados con 11% de maíz (transgénico)", señala Seralini.
En síntesis, el 50 por ciento de los machos y el 70 por ciento de las hembras murieron prematuramente, en comparación con sólo el 30 por ciento y 20 por ciento en el grupo control.
En cuanto a los tumores, aparecen en los machos hasta 600 días antes que en las ratas indicador (en la piel y los riñones). En el caso de las hembras (tumores en las glándulas mamarias) aparecen una media de 94 días antes en las hembras alimentadas con transgénicos.
"Con una pequeña dosis de Roundup, que corresponde a la cantidad que se puede encontrar en Bretaña (norte de Francia) durante la época en que se esparce este producto, se observan 2,5 veces más tumores mamarios" que normalmente, explica Seralini.
El científico, que encabezó el estudio, ya había expresado en el pasado su preocupación sobre otro trabajo realizado en ratas pero de menor duración aparecido en 2009. Seralini sostiene que su estudio es mucho más documentado.
En el caso del maíz NK603 sólo habían sido estudiados durante un período de tres meses -necesario para la aprobación de cultivos genéticamente modificados-, mientras que este trabajo se extendió durante dos años. Algo a tener en cuenta, ya que los primeros 90 días de vidas de la vida de un rata sólo cubren la primera fase de la edad adulta de estos roedores.
Seralini recalca que, además, es la primera vez que el pesticida Roundup ha sido analizado a largo plazo (hasta ahora sólo su principio activo -sin sus coadyuvantes- había sido analizado durante más de seis meses).
"Por primera vez en el mundo, un transgénico y un pesticida han sido estudiados por su impacto en la salud a más largo plazo de lo que habían hecho hasta ahora las agencias sanitarias, los gobiernos y la industria", resumió el director del estudio.
"Son los mejores test que se pueden llevar a cabo antes las pruebas en humanos", añadió.
Se espera que el estudio presentado dé lugar a polémicas. El principal investigador del análisis ya se había mostrado crítico con la industria en un medio donde están en juego colosales intereses económicos y políticos.
El estudio fue financiado por la fundación CERES, apoyada por unas cincuenta empresas, algunas del sector de la alimentación que no producen OGM, así como por la fundación Charles Leopold Meyer para el Progreso de la Humanidad.
Monsanto, que siempre aseguró que sus productos eran seguros, no reaccionó inmediatamente al estudio.