En tan solo una semana, Donald Trump ha pasado de anunciar su plan de retirada de Siria(donde Estados Unidos tiene desplegados 2.000 hombres) a amenazar con una operación militar a gran escala contra su presidente, Bashar al Assad. Los ejércitos de Siria y Rusia, que tiene dos bases en el país, están en estado de alerta y el embajador ruso en Líbano, Alexander Zasipkin, advirtió de que «cualquier misil que lance Estados Unidos contra Siria será derribado y su plataforma de lanzamiento será atacada».
Irán cerró también filas en torno a su aliado y «estará junto a Siria en contra de cualquier agresión extranjera, la república islámica apoya a Siria en su lucha contra Estados Unidos y el régimen sionista», declaró Ali Akbar Velayati, asesor del Líder Supremo, Alí Jamenei.
Desde el estallido de la guerra, los iraníes han movilizado a la milicia libanesa de Hizbolá y son los responsables también de las milicias chiíes llegadas de Irak o Afganistán para apoyar a Assad. Ante la inminencia del ataque, el ejército sirio habría empezado a evacuar sus principales cuarteles y aeródromos para proteger aviones y todo tipo de material en las bases rusas de Latakia y Tartús, según informó el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos.
El cambio de opinión de Trump, que durante su mandato ya ha demostrado su carácter impulsivo, se produjo tras la última denuncia de la oposición de un ataque químico en Guta que habría dejado decenas de muertos. Siria y Rusia lo consideran un invención para provocar la intervención militar de EE.UU. e invitaron a la Organización para la Prohibición de Armas Químicas a que acudiera al lugar de los hechos e investigara.
A la espera de la llegada de este equipo del organismo internacional, el mismo que supervisó la entrega del arsenal químico por parte del régimen en 2013, la Organización Mundial de la Salud (OMS) emitió un comunicado en el que recogió que unas 500 personas fueron atendidas en centros médicos en Duma con síntomas de exposición a agentes químicos y que unas 70 personas que estaban en sótanos murieron. Al menos 43 de los fallecidos presentaban "síntomas relacionados con una exposición a químicos altamente tóxicos", señaló la OMS.
Choque mundial y regional
Siria pone cara a cara a los dos grandes ejes mundiales y regionales. Damasco cuenta con el apoyo de Moscú y Teherán, a los que se enfrentan Donald Trump, que trata de ganar el apoyo de Francia y Reino Unidoantes de su ataque, y sobre todo Arabia Saudí e Israel, para quienes el objetivo prioritario es frenar la expansión de la república islámica.
El ejército del Estado judío también está en alerta, en su caso porque «es posible que Irán intente una respuesta contra nosotros», declaró Zeev Elkin, miembro del Gabinete de Seguridad, quien aseguró que «debemos estar preparados para cualquier escenario». Yaakov Amidror, exasesor nacional de seguridad, recordó que la república islámica «tiene una causa pendiente» con Israel tras el ataque del lunes contra el aeropuerto militar sirio T4 en el que murieron al menos siete paramilitares iraníes de la Fuerza Quds. El Estado judío ni confirma ni desmiente esta operación, pero tanto Rusia como Siria le acusan de haber lanzado los ocho misiles contra esta base próxima a Palmira.
En medio de esta escalada de tensión sin precedentes Turquía, otro actor clave en Siria, exhortó a rusos y estadounidenses a que cesen su «pelea callejera», en palabras del primer ministro Binali Yildirim, quien recordó que «¿Quién paga el precio? Los civiles». Civiles sirios que, según fuentes consultadas en Damasco, siguieron una jornada más con la rutina diaria, pero sin quitar la vista del cielo a la espera de los misiles enviados por Trump.