REINO UNIDO IMPLANTARÁ ESCÁNERES CORPORALES EN SUS AEROPUERTOS


También se buscarán 'trazos de explosivos' en el equipajes de mano
'Hay nuevos tipos de armas y tenemos que responder en consecuencia'
Efe | Londres
Actualizado domingo 03/01/2010 15:16 horasDisminuye el tamaño del texto Aumenta el tamaño del texto
El primer ministro británico, Gordon Brown, ha confirmado la introducción gradual de escáneres corporales en los aeropuertos británicos, entre otras medidas de seguridad para minimizar el riesgo de embarque de .

En una entrevista con un programa televisivo de la BBC1, Brown insistió en que había que actuar "con rapidez" tras la llamada de alerta que supuso el atentado fallido perpetrado el pasado día de Navidad en un avión con rumbo a Estados Unidos.

"Primero de todo, en los aeropuertos la gente verá la introducción gradual de los escáneres corporales", explicó Brown, quien precisó que también habrá registros en el equipaje de mano en busca de posibles "trazos de explosivos".

La gestora aeroportuaria BAA, filial del español Grupo Ferrovial, declaró posteriormente que empezará a instalar los escáneres en el aeropuerto londinense de Heathrow (el mayor del país) "tan pronto como sea práctico", aunque no especificó qué pasajeros deberán someterse a ellos ni si se instalarán en otros aeródromos.

Brown subrayó que hay que "endurecer la seguridad porque es esencial". "Hemos reconocido que hay nuevos tipos de armas que utiliza Al Qaeda y tenemos que responder en consecuencia", dijo.

"Éste es un nuevo tipo de amenaza y procede de una nueva fuente que obviamente es Yemen, aunque hay otras fuentes potenciales, como Somalia, además de Afganistán y Pakistán", insistió el primer ministro.

El anuncio de Brown se produce después de que se supiera también que el Reino Unido y EEUU financiarán conjuntamente una unidad antiterrorista en Yemen, país donde estuvo Umar Farouk Abdulmutallab, autor del atentado frustrado del 25 de diciembre.

NUEVA INVESTIGACIÓN CONCLUYE QUE NO HA HABIDO UN AUMENTO DEL CO2 EN LA ATMÓSFERA EN 160 AÑOS


ScienceDaily (31 de diciembre de 2009)

La mayoría del dióxido de carbono emitido por la actividad humana no permanece en la atmósfera, sino que es absorbida por los océanos y los ecosistemas terrestres. De hecho, sólo un 45 por ciento de dióxido del carbono permanece en la atmósfera.
Sin embargo, algunos estudios han sugerido que la capacidad de los océanos y las plantas para absorber recientemente dióxido de carbono pueden haber comenzado a disminuir y que la fracción en el aire de las emisiones antropogénicas de dióxido de carbono ha empezado a aumentar.

Muchos modelos climáticos también asumen que la fracción en el aire irá en aumento. Debido a la comprensión de la fracción en el aire de dióxido de carbono es importante predecir el cambio climático en el futuro, es esencial tener un conocimiento exacto de si la fracción está cambiando o cambiará a medida que aumentan las emisiones.

Para evaluar si la fracción en el aire es, en efecto cada vez mayor, Wolfgang Knorr del Departamento de Ciencias de la Tierra en la Universidad de Bristol analizó nuevamente el dióxido de carbono atmosférico disponible y los datos de emisiones desde 1850 y considera incertidumbre en los datos.

En contradicción con algunos estudios recientes, se encuentra que la fracción en el aire de dióxido de carbono no ha aumentado tanto durante los últimos 150 años o durante los últimos cinco decenios

EL HILO QUE PENDE OBAMA

El objetivo de Al Qaeda es abrir en Yemen una tercera trampa para su enemigo occidental
LLUÍS BASSETS 30/12/2009

Todo pende de un hilo. No hay que olvidar que el denostado y desprestigiado George W. Bush consiguió terminar sus penosos ocho años sin que se produjera un nuevo atentado en suelo norteamericano. El pasado día de Navidad pudo convertirse en una jornada fatal para Barack Obama, muy pocas horas después de apuntarse el primer éxito de su prometedora aunque dificultosa presidencia con la aprobación por el Senado de la reforma del sistema de salud.

Como en el 11-S, fallaron tanto los servicios secretos como los sistemas de prevención. Y como en el 11-S, no han faltado voces que sugieren respuestas contraproducentes y desproporcionadas. La invasión de Yemen para limpiar el país de terroristas sería la peor manera de responder al atentado frustrado que, además de poner en peligro las vidas de 289 personas, ha dejado de nuevo en mal lugar a la seguridad y la inteligencia norteamericanas.

El atentado no consiguió su objetivo de volar el avión porque falló la tecnología o el terrorista no tuvo la destreza necesaria para activar eficazmente el explosivo; pero consiguió eludir todos los controles y sistemas de prevención, dando así una lección sobre la vulnerabilidad occidental que muchos candidatos a terroristas querrán explotar. Incluso si Umar Farouk Abdulmutallab no hubiera tenido nada que ver con la organización de Bin Laden, éste ha obtenido un éxito al menos simbólico. A fin de cuentas, la función actual de Al Qaeda es proporcionar una marca, un zócalo ideológico y un sistema de comunicación que sirve para los grupos terroristas autónomos de las distintas regiones donde está implantado. Tiene limitado interés político, no policial evidentemente, llegar a precisar si además hay, como parece ser el caso, una clara conexión logística y práctica.

El senador independiente y halcón acreditado Joe Lieberman ha difundido la inquietante frase de que "Irak es la guerra de ayer, Afganistán la de hoy y, si no se actúa preventivamente, Yemen será la de mañana". Su profecía no carece de fundamento a la vista de la enorme actividad terrorista en Yemen, como mínimo desde el atentado en 2000 al buque norteamericano USS Cole, que costó la vida a 17 marineros. Su frase permite incluso un colofón, al hilo de los secuestros de europeos en Mauritania y Malí: "...Y la guerra de pasado mañana será la del Magreb y el Sahel".

El objetivo de Al Qaeda no puede ser más claro: abrir una tercera trampa en el Estado fallido de Yemen. Sabemos que la primera potencia mundial no puede soportar el mantenimiento de dos guerras simultáneas. Bush tuvo que levantar el pie del acelerador en Afganistán para mantener el tipo en Irak, con las consecuencias que se conocen respecto a la resurgencia talibán. Obama, con su plan de retirada de Irak para 2011, podrá incrementar el número de tropas en Afganistán. Pensar en la invasión de un tercer país es sencillamente una locura que Bin Laden promueve con entusiasmo.

Los atentados del 11-S cambiaron la visión geoestratégica del mundo, con resultados catastróficos para todos. Pero es una evidencia que no sirvieron para que aprendiéramos las lecciones más prácticas que se desprendían de aquellas circunstancias. Es sorprendente que Estados Unidos, que tanto ha cambiado desde el 11-S, no haya resuelto siete años después y con dos administraciones distintas los dos elementos que permitieron el atentado frustrado del viernes en el avión de la compañía Northwest. Obama ha ordenado analizar lo que ha fallado en este caso, que son los sistemas de revisión corporal y las listas de pasajeros peligrosos. Aunque ambos errores no son nuevos, sino fruto de una estricta continuidad en las políticas antiterroristas, quien pagará la factura si llega a producirse un mega atentado, y con toda justicia, es sólo y únicamente la actual Administración.

Aunque Obama circunscribe los fallos a errores humanos y sistémicos, sus enemigos políticos intentarán demostrar que son fruto de su visión política, sus valores morales y sus decisiones estratégicas. El peligro al que se enfrenta ahora el presidente, sobre todo después de la primera reacción desordenada y confusa de sus colaboradores, es que reaparezca algo del clima de histeria antiterrorista que le fue tan útil a Bush. Para él sería absolutamente perjudicial y podría comprometer buena parte de su política exterior, además de sus promesas respecto a los derechos humanos y el respeto del habeas corpus de los sospechosos detenidos.

Que Bush sacara conclusiones equivocadas del 11-S no significa que del 11-S no se deriven lecciones profundamente preocupantes sobre nuestra época y nuestra seguridad. El terrorismo no ha parado de golpear desde entonces. La presidencia de Obama pende de un hilo, pero es el mismo hilo del que pende nuestra seguridad. Alguna lección específica sobre la colaboración española y europea con la política antiterrorista norteamericana debería deducirse de todo ello.

EXTRAÑA ESPIRAL AHORA EN TAILANDIA