Por Iván Valdés
Grecia no está ante una tragedia, su pueblo no está condenado a pagar con penitencia de pobreza y silencio la debacle que generaron otros. La economía no es una ciencia con recetario ineludible, sus decisiones son fruto de apuestas políticas e intereses y hoy, la Unión Europea, eligió enfrentar la crisis imponiendo recesión, desempleo, bajas salariales y menores prestaciones sociales, metiendo en el cajón del olvido estrategias solidarias de reactivación económica. Era la forma fácil de resguardar las inversiones de los grandes capitales en el país, aunque con eso se sacrificara a su gente.
Mentira nº 1: Es culpa del excesivo gasto fiscal griego y la falta de productividad de sus trabajadores
La interpretación dominante sobre la crisis, es que el Estado griego gastó más de lo que podía, sosteniendo una clase trabajadora improductiva y cara. Planteamientos como que el aparato público está hipertrofiado, que los griegos jubilan muy jóvenes y reciben pensiones demasiado altas o que los trabajadores tienen sueldos desmedidamente abultados son lugares comunes. Pero la realidad es otra.
Los trabajadores griegos desde 1999 a la fecha, oportunidad en que el país se adscribe al Euro, cuadruplicaron su productividad y la duplicaron en relación a los trabajadores alemanes, considerados como paradigma de eficiencia. Por otro lado, tomando como referencia el sector manufacturero, los trabajadores griegos tienen salarios por debajo de la media de la Europa de los “Quince” (los más desarrollados del bloque, al cual Grecia pertenece). Asimismo, el porcentaje de trabajadores que laboran en el sector público también está por debajo de los “Quince”, al igual que su gasto fiscal como porcentaje del PIB.
En lo que sí están altos los griegos, al igual que el resto de los países vulnerables agrupados en el llamado PIIGS (Portugal, Italia, Irlanda, Grecia y España), es en las ganancias del sector financiero, hijas de la especulación y los altos intereses; y en la evasión tributaria. Ambos picantes condimentos de crisis.
Mentira nº 2: No hay riesgo de contagio en el resto de Europa
Hoy pocos discuten que la tardanza de la UE para responder a la crisis terminó agudizándola. Esto dificultó las posibilidades del Estado griego de vender sus bonos soberanos y con ello, avanzar en un camino autónomo de financiamiento. Pero la falta de “solidaridad europea” no sólo afectó a Grecia, sino a todos los países de la zona. Los más afectados fueron los bonos soberanos de los PIIGS, que en promedio elevaron su costo en un 11%, pero también repercutió en países con cuentas fiscales impecables como Polonia, al que también se le encarecieron las primas de riego para sus papeles de deuda.
El alargamiento de la crisis está golpeando las ya escuálidas proyecciones de crecimiento para la UE. La Comisión de Asuntos Económicos esperaba un crecimiento de apenas un 0,9% para este año y un 1,5% para el 2011, en la Zona Euro.
Es claro que la ayuda llegó tarde… pero además mal. El involucramiento de FMI en la operación, implicó la adopción de un duro ajuste en el gasto fiscal, que cierra las posibilidades de reactivación griega. Para muchos, a este país se le está metiendo en la trampa que cayó Argentina en su crisis de 2001, cuando las medidas recesivas aplicadas por el FMI se transformaron en un círculo vicioso: con menos actividad había menor recaudación fiscal, con lo que recurría a nuevos ajustes para no caer en déficit o cesación de pagos, lo que seguía contrayendo la economía. Y al igual que Argentina ayer, que estaba unida a un tipo de cambio fijo en su paridad peso-dólar, hoy Grecia está amarrada al Euro, por lo que no puede depreciar su moneda para aumentar la competitividad de sus exportaciones. El problema aquí es que dada la estrecha interrelación entre los países de la UE, la caída de Grecia no vendría sola. Por lo menos los PIIGS están en la mira.
Mentira nº 3: El ajuste del gasto, léase derechos sociales, es la única salida a la crisis
El paquete de medidas es demoledor. Recortes en las pensiones de hasta un 18%, aumento de 37 a 40 años el período de cotización para obtener el 100% de la pensión, incremento en la edad de jubilación en cinco años… asimismo, el IVA se elevará del 21% al 23%, además de impuestos especiales a los combustibles, tabaco y alcohol. En síntesis, el Gobierno espera recortar 30.000 millones de euros de gasto en los próximos 3 años.
¿Es la única solución? no. Ante la fórmula de reducir el gasto, se presenta como alternativa la inversa, es decir, aumentarlo. La idea es replicar la política que tanto éxito mostró en la “Gran Depresión de los 30”, estimular la demanda para la reactivación por la vía de aumentar los empleos y los salarios, todo financiado con fondos públicos. Mayor actividad permite recaudar más impuestos y por esta vía reducir los déficits. Todo esto complementado con el “plus” que implican las inversiones en infraestructura y capital humano, así como, las mejoras en la calidad de vida de las personas. Una opción en donde Europa tienen mucho que decir, no sólo porque posee los recursos, sino porque aumentar la demanda de los consumidores griegos es aumentar la producción también de las fábricas alemanas o llenar vacantes en los hoteles españoles.
Mentira nº 4: Las recursos entregados por el FMI y la UE son ayudas solidarias a Grecia
Y finalmente se aprobó la “ayuda”, 110.000 millones de euros, de los cuales 30.000 serán puestos por el FMI y el resto por los socios europeos. Después de mucho cavilar, Europa, es decir el eje franco-alemán, decidió apoyar al socio desvalido. Pero lo hizo de la forma más leonina… y es que en su mente no estaba salvar a los griegos, sino los intereses de los inversores que tienen préstamos impagos por 400.000 millones de dólares, el 75% de los cuales tiene domicilio europeo.
Pero esos recursos no son gratis, es un préstamo al 5% de interés, es decir, un jugoso retorno de mercado. Lo peor es que es un préstamo que no puede resolver la crisis, no está destinado a eso. No se puede esperar que el país heleno pase de su déficit fiscal del 14% actual al 3% en 2014, como es el compromiso. Nadie se cree eso, lo que interesa es que el país no se declare es cesación de pagos hoy, lo que pondría en la estacada a los inversionistas que esperan sus retornos en estos días. Son dineros que Grecia solo verá pasar entre sus manos, van de sus nuevos acreedores, a sus viejos acreedores.