El mensaje Adventista del 7º Día y “el misterio de la Santísima Trinidad”

Enero 2011

Lic. Daniel V. Cuccaro
A lo largo de la historia reiteradamente Dios a tenido un grupo de hijos fieles que mantenían vivo el mensaje revelado, cuando éste se oscurecía por la acción del tiempo y las influencias paganas, nuevamente el Señor llamaba a otros hijos fieles a restaurar la verdad perdida. “Jehová uno es” significó una revolución en un mundo plagado de dioses, y es porque el pueblo de Dios debía presentar un mensaje distinto al que era común a todas las religiones. Y la religión común era politeísta.

Poco tiempo después del diluvio, el bisnieto de Noé llamado Nemrod estableció un nuevo sistema al proclamarse “dios” y enfrentar al verdadero Dios hasta hacerlo enojar. Luego de su muerte su esposa trans-formó esa adoración en politeísta al sumarse ella y su hijo como “semidioses” corregentes en una trilogía que sería copiada por todas las naciones derivadas de Babel. Fue tan fuerte su influencia que casi todos los verda-deros hijos de Dios cayeron paulatinamente en este tipo de adoración, aún la familia de Abraham estaba bajo su dominio, por esa razón Dios lo invitó a salir de su entorno. Para restaurar la verdad, para que Jehová vol-viera a ser el único Dios.

Dios revela progresivamente su plan a la humanidad, a sus hijos. Esto es cierto. Lo que no es cierto es que el Señor revele progresivamente su naturaleza, ésta es un misterio y así debe seguir siéndolo para no caer en el error de Job (Job 40: 2). Se nos ha revelado a través de Su Hijo, nos ha enviado Su espíritu, ¿qué más queremos saber? Sé que decir algo así en estos días de confrontación es agregar más leña al fuego pero creo que hemos perdido el rumbo al transformarnos en defensores o detractores de un tema sobre el cual sabemos muy poco y ya se nos ha advertido que no deberíamos meternos. En el libro “Los Hechos de los Apóstoles” la mensajera del Señor dice; “No es esencial para nosotros ser capaces de definir con precisión qué es el Espíritu Santo” y agrega más adelante, “La naturaleza del Espíritu Santo es un misterio. Los hombres no pueden explicarla, porque el Señor no se las ha revelado” (págs. 42 y 43).

¿Quiénes somos nosotros para definir con palabras y conceptos humanos la naturaleza divina? ¿Quién nos ha autorizado a ello? ¿Es necesario para nuestra salvación especular y teori-zar sobre estos temas que no están clarificados por la Palabra de Dios?
Si quisiéramos divagar en los asuntos teológicos podríamos agregar todos los dioses que queramos a ésta trilogía porque Dios Padre tiene su propio Espíritu Santo ya que Él es Santo (Dios es Espíritu Juan 4:24) y Jesús también tiene su Espíritu Santo ya que Él es Santo (“Padre en tus manos encomiendo mi espíritu” Lucas 23:46) así que siguiendo esta secuencia ya tenemos a dos Espíritus Santos identificados, ¿Hay entonces una TETRIDAD? ¿O agregamos al Espíritu Santo Consolador y formamos una PENTIDAD? O mejor aún ya que todos comparten la misma esencia se supone que también el Espíritu Santo Consolador debe tener su pro-pio Espíritu como Dios Padre y Dios Hijo así que tendríamos en éste caso una HEXIDAD. Pero además, si quisiéramos complicarlo podríamos citar Apoc. 3:1, 4:5, 5:6 donde se menciona a los “siete espíritus de Dios”. Como pueden ver cuando nos metemos en terrenos que no nos conciernen terminamos en el paganismo politeísta. Algo así le ocurrió al Dr. J. Kellog. ¿Es que no podemos aprender de las lecciones pasadas? ¿Te-nemos que repetir las hogueras de martirio y las persecuciones una y otra vez?
El párrafo anterior puede mover a risa pero es muy serio, no tenemos ni idea de que estamos errando el camino al discutir cosas que no entendemos. Dios nos ha mostrado un Camino por el que transitar, Jesús es el Camino y la Verdad y la Vida, no existe otra fuente se salvación ni se nos exige en ningún lugar de las Es-crituras creer en otro para acceder a ella. El Espíritu divino nos lleva a creer en Cristo, en su ministerio, en su muerte y resurrección y nos convence de pecado, por eso negarse a escucharlo es un pecado sin retorno, sin arrepentimiento no hay remisión ni salvación. ¿Es esto tan difícil de entender?

Es un grave error querer explicar los misterios de Dios. Los seres humanos en nuestra finitud vemos las cosas de Dios desde una perspectiva estrecha dado nuestras propias limitaciones y por lo tanto tendemos a circunscribir al Dios Eterno dentro de nuestra finitud, al Dios inmarcesible dentro de nuestros pensamientos paupérrimos. Éste tema particularmente ha ocasionado demasiados derramamientos de sangre a lo largo de la historia cristiana como para volver a los tiempos de la Inquisición, la autoridad (en realidad siempre se trata del autoritarismo) de la iglesia para imponer una obediencia ciega a éste tipo de dogmas la ha llevado a toda clase de cismas y parece que no entendemos y vivimos repitiéndolos. Cierta vez escuché decir que si se nece-sitan demasiadas palabras para explicar un asunto es porque no lo entendemos y mejor no lo expliquemos, creo que con éste tema de la Divinidad ocurre algo así. Miles de hojas escritas para explicar…un misterio!!
El correr del tiempo y la aparente demora en su venida trajo dentro del cristianismo la necesidad de justificar su razón de ser en el mundo y acelerar el camino de la “conversión de los infieles” para que se esta-blezca el Reino de Dios en la tierra, concepto éste acuñado por Agustín de Hipona a principios del siglo V d.C. Por esa razón se allanó el camino a la entrada de los paganos adaptando las enseñanzas cristianas a lo que los paganos estaban acostumbrados, un sincretismo que aún hoy podemos ver en comunidades católicas indí-genas ya sea de África como de América donde se adora a Jesús, María y “la Pacha Mama” por poner un ejemplo. Herejes hubo siempre dentro del cristianismo, en la época de los apóstoles se los identificaba y de-nunciaba, pero luego que la Iglesia se amigó con el Estado los herejes fueron perseguidos por decreto imperial y hasta ejecutados “para la gloria de Dios”. De éstos sabemos lo que sus detractores decían en los “autos con-fesionales” ya que en general sus escritos se quemaban para que no quedaran vestigios de las herejías. Así que lo que tenemos es la versión de “los que ganaron la guerra”, nada confiables por cierto.

Actualmente si se quiere denigrar a una persona se le adjuntan adjetivos conocidamente descalificati-vos para formar en la mente de otros el rechazo y anular de esta manera la posibilidad de que otros tomen sus propias decisiones libremente, por ejemplo si digo de alguien que es parte de Babilonia, que está en apostasía o si acuso a otro de ser fanático, divisionista, hereje, etc. ¿se entiende, verdad? Éste asunto de la Divinidad también llamada por muchos Trinidad (palabra que Elena de White se cuidó muy bien de NO USAR JAMÁS en toda su extensísima obra literaria a pesar de que ya existía dentro del cristianismo católico desde el siglo IV d. C.) ha despertado en algunos una pasión por “defender” a Dios como si con ello les fuera la vida sin enten-der que NO es prioritario para nuestra salvación poder explicar la naturaleza divina.
Un viejo amigo mío escribió hace más de doce años éstas sabias palabras en una carta muy inteligente dirigida a un pastor amigo de él, “Creo que lo maravilloso que tiene el cristianismo es la oportunidad de pen-sar diferente entre hermanos iguales que comparten una misma iglesia, y a la vez conservar la amistad y el amor mutuos. No me parece que el disenso deba generar enemistades entre los creyentes. Más bien debería crear un ámbito de debate productivo que le de la oportunidad a ambos de revisar honestamente su posición y enriquecer el tema en cuestión. Eso siempre y cuando el objetivo sea encontrar la verdad. Si el objetivo se convierte en defender obcecadamente un punto de vista personal, entonces probablemente haya más espacio para la desacreditación y el ataque personal para el otro. Esto convierte al debate en inútil y perjudicial. Pero resulta muy estimulante concluir el debate aún sin llegar a estar totalmente de acuerdo pero con la sen-sación de haber perseguido honestamente la verdad. Creo que éste ha sido a lo largo de la historia de la Igle-sia el medio de llegar a la verdad que ha sido progresiva y nunca absoluta o dogmática.” (Dr. H. V. en una carta que se hizo pública al Dr. Mario Veloso luego de un controvertido sermón predicado por éste en la iglesia de Flori-da, Bs. As. en dic. 1997) Palabras a las que adhiero de todo corazón y que creo toman una actualidad asombrosa en éstos días en que ya comienza a levantarse un espíritu de autoritarismo satánico entre algunos enconados defensores de ambas posturas que no pueden o no saben demostrar ni una gota de amor o misericordia por las almas, “los borraremos de la iglesia” se escucha por un lado, “se quemarán en el fuego del infierno final” les responden desde el otro.

“Unidad en la diversidad” se le decía en un tiempo pasado, ahora parece que es “Unidad ante la Auto-ridad”. El amigo de la carta mencionada decía que esto último “es muy católico”, y sí, lamentablemente ese espíritu ha entrado en la Iglesia, se cambió la autoridad por el autoritarismo más abyecto, ¿ha prestado aten-ción como se toleran los vicios, las conductas desviadas de algunos, los fraudes, los privilegios, el nepotismo, y varios etc. mientras que se persigue denodadamente a todo aquél que levante la voz para denunciarlas? ¿Ha notado que se ejerce toda la autoridad de la Iglesia contra los que muestran el peligro de ciertas conductas, doctrinas y convenios que nos encolumnan tras el ecumenismo y la Iglesia Católica? Llama poderosamente la atención, ¿qué se nos está ocultando? ¿Dónde quedó la libertad de conciencia?


No es fácil explicarle las cosas a un sordo pero como dice el refrán; “no hay peor ciego que el que no quiere ver” entonces la tarea se hace verdaderamente imposible o, como decía Upton Sinclair; “Es muy difícil hacer que un hombre entienda algo, cuando su salario depende de que no lo entienda” por esta razón de nada sirven los insultos ni las excomuniones de un lado o de otro si no nos dejamos guiar por el Espíritu del Señor para buscar la verdad. Una verdad que de todas maneras será incompleta porque en la finitud del ser humano no estamos capacitados para abarcar toda la Verdad de Dios. Nada de lo que ocurre hoy dentro del adventismo es fruto de la casualidad, se ha hecho todo lo necesario para que sea así, suavemente están entran-do doctrinas y prácticas “extrañas” a la iglesia pero como entran de la mano de altos dirigentes entonces son bienvenidas por la mayoría que no cuestiona ni estudia ni ve como la pureza del evangelio se va manchando un poquito aquí y otro más allá.

Decir que la Trinidad es la doctrina fundamental de la Iglesia Adventista es desconocer nuestra historia y nuestra misión. Dios no llamó a éste pueblo a levantar banderas de doctrinas que están en el cris-tianismo católico desde hace más de 1500 años y que no fueron removidas ni por el cisma de Oriente (1056) ni por el Anglicanismo ni por la Reforma Protestante, los pioneros adventistas (desde 1845 a 1895) no desco-nocían la doctrina trinitaria como se quiere hacer creer, sino que la conocían muy bien pero la identificaban con el paganismo introducido subrepticiamente por el catolicismo desde el siglo IV. Escribió Jaime White; “El "misterio de la iniquidad" comenzó a trabajar en la iglesia en los días de Pablo. Esto finalmente eliminó la simplicidad del evangelio, y corrompió la doctrina de Cristo, y la iglesia entró en el desierto. Martín Lute-ro, y otros reformadores, se levantaron con la fuerza de Dios, y con la Palabra y el Espíritu, hicieron grandes pasos en la Reforma. El mayor error que podemos encontrar en la Reforma es, que los reformadores deja-ron de reformar. Si ellos hubieran continuado avanzando, hasta eliminar todo huella del Papado, como la inmortalidad del alma, el bautismo por aspersión, la Trinidad, y la observancia del domingo, las iglesias estarían ahora libres de sus errores anti-bíblicos.” (Jaime S. White, Review & Herald, Feb. 7, 1856).

En la frase anterior de Jaime White él presenta a la Trinidad como una de las doctrinas erróneas intro-ducidas en el cristianismo por el Papado, la Iglesia Adventista fue llamada por Dios para completar la tarea de los Reformadores y eliminar las huellas del paganismo que el Papado introdujo (inmortalidad del alma, bau-tismo por aspersión, observancia del domingo, Trinidad), no fue una tarea fácil, pero al cumplir los primeros cincuenta años desde el chasco todos estaban de acuerdo y es así como se adoptó la base de las creencias ad-ventistas que Koranteng-Pipim, el autor del magnífico libro “Recibiendo la Palabra”, transcribió para noso-tros en su opúsculo de tan solo 48 págs. titulado “En el Espíritu de la Verdad” allí el nos dice que;

“…el sistema único de creencias que desarrollaron nuestros pioneros puede resumirse en los siguientes puntos:

1. La autoridad única e infalible de la Biblia.

2. La expiación sustitutiva de Cristo.

3. La salvación, sólo por gracia, por medio de la fe en Cristo Jesús.

4. El mensaje del Santuario.

5. La inminente y literal segunda venida de Cristo.

6. El sábado del séptimo día del cuarto mandamiento.

7. El estado de los muertos.

8. El espíritu de profecía.

9. La mayordomía.

10. Las normas en cuanto al alimento, la bebida, el vestido, el entretenimiento, las relaciones, etc.

En vista de que estas doctrinas están establecidas en la Palabra inspirada de Dios, nuestros pioneros vivieron y proclamaron estas verdades distintivas con un sentido de urgencia. El resultado es que hoy, millones de personas alrededor del mundo han abrazado la identidad, el mensaje y la misión únicos de los pioneros.” (pág. 10)

Los puntos 1, 2, 3 y en menor medida 5, 9 y 10 son compartidos por la mayoría de las religiones cris-tianas especialmente las protestantes y evangélicas. Pero los puntos 4, 6, 7 y 8 son netamente adventistas y difícilmente encontremos otro grupo religioso que lo enseñe y acepte como nosotros, especialmente el men-saje del Santuario que no es practicado ni comprendido por ningún otro grupo religioso. Y si prestó aten-ción entre los 10 puntos mencionados más arriba no figura la Trinidad.
Ahora bien, se dice que la verdad es progresiva y que por eso la creencia en la Trinidad tardó más de 60 o 70 años en ser comprendida y aceptada por la Iglesia Adventista. Una doctrina que por otra parte era creída y aceptada por TODAS las otras religiones cristianas de ese tiempo entró al adventismo subrepticia-mente, sin debate, sin la intervención de ningún Congreso de la Asociación General y que no fue votada sino hasta el Congreso General de 1980 no puede menos que llamar poderosamente la atención. Teniendo en cuen-ta que nuestros pioneros no eran hombres de escasa inteligencia, ya que pudieron comprender doctrinas bíbli-cas que todavía (2011) más de 160 años después los otros cristianos no aceptan, se hace imposible creer que Dios no les abriera el entendimiento para comprender la que hoy se presenta como “la doctrina fundamental del adventismo” es decir “el misterio de la Santísima Trinidad”.

Aquí hay algo que no cuaja y que no ha sido debidamente explicado en ninguna exposición sobre éste asunto, hay muchas preguntas sin responder convincentemente;

1. ¿Porqué nuestros pioneros nunca aceptaron la doctrina de la Trinidad y siempre la identificaron co-mo doctrina pagana?

2. ¿Porqué Elena G. de White nunca confrontó con su esposo sobre éste asunto siendo que ella provenía de una familia metodista que son trinitarios?

3. ¿E.G.W. era trinitaria cuando joven, dejo de serlo al casarse con Jaime y volvió a serlo al final de sus días? ¿O ella nunca dejo de ser trinitaria y solo esperó a que murieran sus otros compañeros adventis-tas fundacionales que eran antitrinitarios para sacar a la luz su trinitarismo subrepticiamente? ¿O, en el mejor de los casos, Dios esperó a que murieran todos los pioneros para introducir el trinitarismo en la Iglesia Adventista como ocurrió en la Iglesia Cristiana Católica pos apostólica?

4. ¿Por qué EGW NUNCA usó la palabra “Trinidad” en sus escritos hasta el día de su muerte? “La eterna Deidad, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, está involucrada en la acción requerida para dar seguridad al ins-trumento humano y unir a todo el cielo para que contribuya al ejercicio de las facultades humanas, a fin de al-canzar la plenitud de los tres poderes para unirlos en la gran obra designada”. Alza Tus Ojos: 146. (Por favor, no respondan que las palabras “milenio” y “encarnación” tampoco aparecen en la Biblia porque son formas abreviadas de decir “mil años” o “hecho carne” y EGW sí las usó).

5. ¿Si la palabra DIVINIDAD o DEIDAD es suficiente para referirnos a Dios para qué usar una palabra tan controversial como Trinidad? ¿No sería mejor seguir el ejemplo de EGW?

6. Estos y varios pasajes más presentan el deseo de Lucifer de formar parte de la Deidad conformando una Trinidad de Padre, Hijo y Lucifer. “Lucifer permitió que su envidia hacia Cristo prevaleciese, y se afirmó más en su rebelión. El propósito de este príncipe de los ángeles llegó a ser disputar la su-premacía del Hijo de Dios, y así poner en tela de juicio la sabiduría y el amor del Creador. A lograr este fin estaba por consagrar las energías de aquella mente maestra, la cual, después de la de Cristo, era la principal entre las huestes de Dios.”… “El Rey del universo convocó a las huestes celestiales a comparecer ante él, a fin de que en su presencia él pudiese manifestar cuál era el verdadero lugar que ocupaba su Hijo y manifestar cuál era la relación que él tenía para con todos los seres creados. El Hijo de Dios compartió el trono del Padre, y la gloria del Ser Eterno, que existía por sí mismo, cubrió a ambos.” (E. G. White, Patriarcas y Profetas, cap. 1, Historia de la Redención, cap. 1)

7. ¿Cómo se entiende ésta cita? Manuscript Releases, Volume 14, p. 23 “Estorbado por la humanidad Cristo no podía estar en cada lugar personalmente, por lo tanto para ventaja de ellos (los discípulos) Él debería abandonarlos para ir a Su Padre y enviar el Espíritu Santo para ser Su sucesor en la tie-rra. El Espíritu Santo es Él mismo desvestido de su personalidad humana e independiente de ella. Él se representaría a sí mismo como presente en todos los sitios por Su Espíritu Santo, como el Om-nipresente.” ¿El Espíritu Santo es Cristo despojado de su humanidad o hay más de un Espíritu San-to? (ver párrafo 5, pág. 1 de éste documento)

8. ¿Cómo explicamos éstas declaraciones? “Esta doctrina de la Trinidad fue traída a la iglesia al mis-mo tiempo que se empezaba a adorar imágenes, a observar el día del sol, pero es la misma doctrina babilónica remodelada. Necesitó aproximadamente trescientos años desde su introducción hasta lle-gar a ser la doctrina que es ahora. Comenzó aproximadamente en el 325 DC, y no fue completa hasta el 681 DC. Ver Milman's Gibbon's Rome, vol. 4, p.422. Fue adoptada en España en el 589, en Ingla-terra en el 596, en África en el 534. - Gib. Volúmen 4, pps 114, 345; Milner, volúmen 1, p.519.” John N. Loughborough, Review & Herald, Nov. 5, (1861).

“La doctrina de la Trinidad fue establecida en la iglesia en el Concilio de Nicea, 325 DC. Esta doctrina destruye la personalidad de Dios, y de su Hijo Jesucristo nuestro Señor. Las infames medidas que fueron utilizadas para forzarla sobre la iglesia, como están descriptas en las páginas de la historia eclesiástica, deberían avergonzar a cada creyente de esta doctrina.” John N. An-drews, Review & Herald, Marzo 6, (1855). ¿Estaban confundidos estos pioneros hombres de Dios con respecto a la procedencia de esa doctrina?

9. Si un misterio es algo que no se puede entender ni explicar, ¿cómo es que llegó a ser la doctrina fun-damental de la Iglesia Adventista? ¿Está basada nuestra religión en algo tan endeble como un miste-rio? ¿Somos una religión de misterios como el ocultismo, el espiritismo, los umbandas, masones, católicos, etc.?

10. ¿Por qué tuvo el cristianismo que tomar terminología de origen filosófico pagano para definir su “doc-trina fundamental”? ¿No sería porque su “doctrina fundamental” era precisamente una invención pa-gana?

11. ¿Porqué después de la muerte de los pioneros (circa 1930) todos los pasos que ha dado la Iglesia Ad-ventista nos acercan cada vez más a la Iglesia Católica y a los evangélicos? (A saber; introducción de la doctrina de la Trinidad, implementación del Manual de la Iglesia a lo que se oponían los pioneros, cambios en la humanidad de Cristo que motivó las protestas del Pr. M. L. Andreasen, uso de fraseolo-gía y festividades al estilo católico, ej. Liturgia, credo, día del niño predicador, de la mujer, del pastor, del anciano, etc., servicios religiosos cada vez más parecidos a los evangélicos con mucha música y predicaciones cortas que apelan a los sentidos.)

12. ¿Por qué se cambió la palabra “personalidad” por “persona” en la siguiente cita; “El Consolador que Cristo prometió enviar después de ascender al cielo, es el Espíritu en toda la plenitud de la Divinidad, poniendo de manifiesto el poder de la gracia divina a todos los que reciben a Cristo y creen en él como un Salvador perso-nal. Hay tres personas (el original dice personalidades) vivientes en el trío celestial; en el nombre de estos tres grandes poderes -el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo- son bautizados los que reciben a Cristo mediante la fe, y esos poderes colaborarán con los súbditos obedientes del cielo en sus esfuerzos por vivir la nueva vida en Cristo (el original corresponde a Special Testimonies, Serie B, Nº 7, págs. 62, 63. Año 1905) cuando se en-tiende que son dos cosas distintas ya que PERSONA es un SER y PERSONALIDAD es una CA-RACTERÍSTICA? (Los que dicen que “persona” y “personalidad” es lo mismo no leyeron un diccio-nario ni estudiaron nada de psicología y si mantienen esa postura porque supuestamente en inglés se entiende así, entonces podemos decir que el Espíritu Santo es una PERSONALIDAD de Dios ya que significaría lo mismo que PERSONA).

13. ¿Qué opinan de ésta carta escrita por el Pastor William C. White en respuesta a una pregunta en rela-ción a lo que su madre Elena G. de White creía acerca de la personalidad del Espíritu Santo?

“30 de abril, 1935

Anciano G. J. Carr

164 Saxton Street

Lookport, New York



Querido hermano Carr:

Tengo en mis manos su carta del 24 de Enero. Por algunos meses he estado tan ocupado en mi trabajo relaciona-do con los manuscritos que estábamos preparando para la impresión, que mi correspondencia tuvo que esperar.

En su carta usted me pregunta en relación a lo que yo entiendo con respecto a la posición de mi madre acerca de la personalidad del Espíritu Santo.

Yo no puedo hacer esto, porque no entendí claramente sus enseñanzas en relación a esta materia.

Siempre hubo en mi mente alguna perplejidad en relación al significado de sus declaraciones, las cuales, para mi forma superficial de pensar, parecen ser un poco confusas. A menudo he lamentado el no haber poseído aquella agudeza mental que pudiera haber resuelto esto y otras perplejidades, y entonces me acordé de lo que la hermana White escribió en Hechos de los Apóstoles, en las páginas 51 y 52, “en relación a tales misterios, los cuales son demasiado profundos para el entendimiento humano, el silencio es oro”. Yo he decidido no entrar en discusiones y me he esforzado para diri-gir mi mente a materias fáciles de ser comprendidas.

A medida que leo la Biblia, encuentro que el resucitado Salvador sopló sobre los discípulos (Juan 20:22) y les dijo, “recibid el Espíritu Santo”. El concepto que se recibe de estas Escrituras, parece estar en armonía con la declaración de El Deseado de todas las Gentes, en la pág. 669*, y también con Génesis 1:2, Lucas 1:4, Hechos 2:4, 8:15 y 10:44. Pueden ser encontrados muchos otros textos que parecen estar en armonía con la declaración de El Deseado de todas las Gentes.

Las declaraciones y argumentos de algunos de nuestros ministros en sus esfuerzos por probar que el Espíritu Santo es un individuo, tal como lo son Dios el Padre y Cristo, el Hijo Eterno, me han dejado perplejo y algunas veces me han dejado triste. Un predicador popular ha dicho: …“podemos considerar que el Espíritu Santo es el tipo que está aquí abajo manejando las cosas...”

Mis perplejidades han disminuido cuando he aprendido del diccionario que uno de los significados de personali-dad era característica. Se ha declarado de tal manera que he concluido que debe ser personalidad sin forma corporal que es poseída por el Padre y por el Hijo.

Existen muchas Escrituras que hablan del Padre y del Hijo y la ausencia de referencias similares con la obra unida del Padre y el Espíritu Santo o de Cristo y el Espíritu Santo, me han llevado a creer que el Espíritu, sin individuali-dad es el representante del Padre y del Hijo a través de todo el universo, y es a través del Espíritu Santo que ellos habitan en nuestros corazones y nos hacen uno con el Padre y con el Hijo...( Nota: En el resto de la carta el pastor White res-ponde a otros asuntos)

Le saluda atentamente, su hermano,

W. C. White.”**

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* “El Espíritu Santo es el representante de Cristo, pero despojado de la personalidad humana e independiente de ella. Estorbado por la humanidad, Cristo no podía estar en todo lugar personalmente. Por lo tanto convenía a sus discípulos que fuese al Padre y enviase el Espíritu para que sea su sucesor en la tierra” DTG 622-623. (Compare con Manuscript Releases, Vol 14, pág 23)

** Nota: W. C. White murió en Septiembre de 1937. Es muy importante notar que W. C. White se refirió al DTG pág. 622-623 como una evidencia de que el Espíritu Santo no es una persona “distinta” a Dios y a su Hijo Jesucristo.

14. ¿Porqué los cambios que se descubrieron en los escritos de EGW y en la Biblia (ej. Mat. 28:19, 1 Jn. 5:7-9) siempre son para “confirmar” doctrinas trinitarias? ("Vi que Dios había guardado en forma espe-cial la Biblia; sin embargo cuando los ejemplares de ella eran pocos, hubo sabios que en algunos casos cam-biaron las palabras, pensando que estaban haciendo más claro su sentido, cuando en realidad estaban con-fundiendo lo que era claro e inclinándolo hacia sus opiniones establecidas, que eran gobernadas por la tradi-ción, Pero vi que la Palabra de Dios, en conjunto, es una cadena perfecta, de la cual una porción se vincula con la otra y la explica. Los verdaderos buscadores de la verdad no necesitan errar; porque no sólo es la Pala-bra de Dios clara y sencilla al presentar el camino de la vida, sino que el Espíritu Santo es dado como guía pa-ra comprender el camino de la vida en ella revelado." Primeros Escritos, pp. 220-221.)

Ver adjuntos de Mateo 28:19 y 1 Jn. 5:7-9 en la Biblia Católica de Jerusalén.


15. ¿Porqué los dirigentes adventistas actuales reaccionan igual que los católicos cuando alguien dice que no cree en un misterio como el de la Trinidad? (“Debemos creer en una deidad del Padre, Hijo y Espíritu Santo, en igual majestad y en una Santa Trinidad. Autorizamos a los seguidores de esta ley a asumir el título de Cristianos Católicos; pero en cuanto a los demás, como no están en su sano juicio y son ignorantes dementes, decretamos que sean marcados con el vergonzoso nombre de herejes, y ni piensen que podrán poner a sus "gru-pitos" nombres de iglesias. Ellos sufrirán en primer lugar el castigo de la condena divina y en segundo el castigo de las autoridades, que de acuerdo con la voluntad del cielo quieran infligir... (Theodosian Code XVI.1.2. Citado en Bettenson H, ed., Documents of the Christian Church, London: Oxford University Press, 1943, p. 31)

16. ¿Porqué la Gran Comisión de Mateo 28:19 no es respetada en ningún bautismo del Nuevo Testa-mento ni aparece en los manuscritos hebreos de Mateo? En torno del año 140 d. C., Papías de Hierá-polis (discípulo de Juan el evangelista) afirmó que “Mateo escribió ciertamente los oráculos divinos en lengua hebrea, cada cual los interpretó como pudo” (Historia eclesiástica iii. 39) y también Ireneo escribió medio siglo más tarde , según lo cita Eusebio (Historia eclesiástica v. 8) “Mateo…dio a luz entre los hebreos un Evangelio escrito en la lengua de éstos, mientras Pedro y Pablo predicaban a Cristo en Roma y echaban los cimientos de la iglesia”. F. C. Conybeare: “Después de una moderada búsqueda en estas obras de Eusebio, he encontrado dieciocho citas de Mateo 28:19, y siempre en la siguiente forma: "Id vosotros y haced discípulos de todas las naciones en mi nombre, enseñándoles que observen todas las cosas, que yo os he mandado." El Libro Hebreo de Mateo de Shem-Tov es el texto más exacto del Pri-mer Evangelio que ahora existe. “Éste experimentó un proceso diferente de transmisión que el griego, ya que éste fue preservado por los judíos, y por ende independiente de la Comunidad Católica.” (George Howard, Hebrew Gospel of Matthew, Mercer Univ. Press, Georgia, 1995, p. 190)

Aún los católicos lo reconocen (ver adjunto de la Biblia católica Torres Amat)

17. ¿Es “progresismo” o “nueva luz” las manipulaciones hechas por Leroy E. Froom y Roy Anderson a los escritos de EGW en el marco de la investigación de Walter Martin y Donald G. Barnhouse (1950) a la Iglesia Adventista para no ser considerada secta? (ver Cartas a las Iglesias de M. L. Andreasen)

18. ¿Para qué seguimos agregando doctrinas si con las 10 mencionadas por el Pr. Koranteng-Pipin (ver pág. 3 de éste documento) tenemos “…el sistema único de creencias que desarrollaron nuestros pioneros”? ¿Será por esto que nuestros pioneros se negaban a establecer un credo dentro de la iglesia? (“El primer paso a la apostasía es establecer un credo que nos diga lo que debemos creer. El segundo paso es hacer de aquél credo una prueba de fraternidad. El tercero es enjuiciar a los miembros de acuerdo a ese cre-do. El cuarto, denunciar como herejes a los que no crean en ese credo. Y el quinto, comenzar la persecución contra los tales.” Early Years, E.G.W. T.1, pág. 453).
Con respecto a esto último quiero comentar que el agregado permanente de nuevas doctrinas hace a la iglesia más débil y no más fuerte, cuando me bauticé hace cuarenta años la Iglesia tenía 27 doctrinas, hoy tiene 28. Nadie me preguntó si yo estaba conforme con agregar otra, es más, estoy absolutamente seguro que la inmensa mayoría de los actuales miembros todavía no lo saben y eso se hizo en el Congreso de la Asocia-ción General del 2005.

Cuando mis antepasados se unieron a la Iglesia a principios del siglo XX había menos de veinte pun-tos doctrinales, cuando se bautizó mi padre en la década del `30 ya se habían hecho algunos cambios que sub-sistieron hasta diez años después de mi bautismo en 1970, en 1980 se hace la versión que conocimos hasta el 2005 bajo la cual se bautizaron tres de mis cuatro hijos, la que falta se bautizará en esta nueva versión doctri-nal. Como pueden ver, dentro de una misma familia tenemos que prácticamente ninguna de cinco generacio-nes se bautizó totalmente con las mismas doctrinas pues estas han ido cambiando, modificándose, agregándo-se, actualizándose, o lo que quiera adjudicarles, con los años. Todo esto más que afirmarnos hace endeble nuestra posición, ¿qué otra doctrina nos introducirán en el futuro?

De la misma manera ocurrió con el cristianismo solo que a un ritmo mucho más lento, cambios que ocurrieron luego de la muerte de los apóstoles se incrementaron y profundizaron cuando la Iglesia se acercó al poder político de Constantino y se hicieron concesiones para dejar de ser considerados secta y pasar a ser una religión reconocida por el Estado. Basta leer el proceso de paganización del Cristianismo en el libro de Ralph Woodrow, “Babilonia, misterio religioso antiguo y moderno” para darnos cuenta que puede clonarse con facilidad dentro de cualquier religión que al acercarse a los poderes mundanos comience a “vender” la verdad (Prov. 23: 23, “Compra la Verdad y no la vendas”).

Y ya que hablamos de Babilonia quisiera clarificar un concepto que está muy en boga entre los que se separan de la Iglesia Adventista y es acusarla de ser Babilonia o alguna de sus hijas. Esto no es así. La Iglesia Adventista no puede ser Babilonia aún cuando haya sido infectada por alguna doctrina procedente de ella. Babilonia, histórica y bíblicamente, es la originadora de las doctrinas falsas politeístas. Ya sea en la época de Nemrod o en la de los Papas (la Iglesia Católica Romana es la heredera espiritual de Babilonia). No es hija de Babilonia pues NINGUNO de sus fundadores venía del catolicismo. La Iglesia Adventista es el remanente de un grupo de hombres y mujeres estudiosos que buscando la Verdad fueron echados de sus iglesias y origina-ron una DISTINTA a las ya existentes para finalizar la reforma que los Reformadores medievales dejaron sin completar.

¿Es la Iglesia Adventista una iglesia pura? Ya no. Lo fue durante el cumplimiento profético de Filadelfia (Apoc. 3: 7-13 que corresponde al período del sexto sello entre 1755 y 1890 aprox.). Hoy forma parte de Laodicea (Apoc. 3: 14-22 que llega hasta la Segunda Venida), una iglesia orgullosa de sus logros, de sus conocimientos, de sus instituciones, de su progreso material, de sus obras en definitiva. Cree que es pura porque lo repite constantemente pero no ve las salpicaduras del vino de babilonia que han manchado sus ro-pas. A Israel le ocurrió lo mismo y Dios mandó vez tras vez Siervos fieles a denunciar la situación, Elías, Isaí-as, Jeremías, Ezequiel, Juan el Bautista, etc. A ninguno escucharon. No debe entonces sorprendernos la si-tuación actual. De todas formas, Israel invadida o destruida nunca fue Babilonia. Actualmente se habla mucho de Reavivamiento pero muy poco o nada de Reforma, aquel no vendrá sin esta. Hay que seguir insistiendo.

Va siendo hora de que pongamos las cosas claras en su lugar.

Nuestros pioneros no eran tontos o de tan escasa inteligencia que Dios no pudiera revelarles “el miste-rio de la Santísima Trinidad” que todas las otras religiones cristianas de aquellos días aceptaban.

1. TODOS eran antitrinitarios (¿Porqué llamaría Dios justamente a un grupo de rebeldes antitrinitarios para constituir el remanente de aquel tiempo y darles una cantidad de doctrinas olvidadas, si el misterio de la Trini-dad tenía que ser la “doctrina fundamental” como se dice ahora, y no se la dio mientras vivía ninguno de ellos?)

2. Algunos eran arrianos (el arrianismo es un capítulo de la historia que debemos investigar más profundamente en base a los documentos más recientes encontrados, tanto los Cátaros como los Albigenses fueron acusados de “arrianismo” para poder perseguirlos y sin embargo EGW los elogia en su libro El Gran Conflicto).

3. Los pilares del adventismo que según EGW se cimentaron durante los primeros cincuenta años (1845-1895) NO incluyen la Trinidad.

4. Defender la doctrina de la Trinidad o atacarla no nos hace mejores cristianos. Es un MISTERIO la naturaleza de Dios.

Luego de haber leído hasta el hartazgo los puntos de vista de ambos bandos puedo decir que en el fragor de la batalla el que pierde es Cristo. No veo amor en esas discusiones sino sólo el deseo de ganar una contienda para la que no hemos sido invitados. Dios no nos pide eso. Nos pide que vivamos como Su Hijo, humilde y mansamente sin meternos en disquisiciones sobre asuntos que DESCONOCEMOS.

Quiero contribuir a la paz con una declaración de principios que según me parece puede muy bien ser aceptada por todos los cristianos sin meternos en problemas teológicos de difícil interpretación y explicación. Lo que sigue es perfectamente defendible con la Biblia y los escritos de EGW. ¿Qué más necesitamos? Quiera Dios que esto sirva para que haya paz y se apaguen las hogueras inquisoriales.

1. Creo en Dios Padre, Eterno, Todopoderoso, Creador, Sustentador y amante que dio a su Hijo Unigéni-to para que todo aquél que en Él cree no se pierda más tenga Vida Eterna.
2. Creo en Jesús el Cristo, Hijo Unigénito de Dios que posee todos los atributos de Aquél, que es Dios hecho carne, que murió para redención de mis pecados y cuyo sacrificio es plenamente suficiente.
3. Creo en la existencia del Espíritu Santo, el Consolador enviado por Dios para convencer al mundo de pecado y en los dones que el creyente recibe por Él.

Tengo amigos de muchas religiones, cristianas y no cristianas, nunca les he cuestionado sus creencias. Ellos nunca me cuestionaron las mías. Sabemos qué cree cada uno y seguimos siendo amigos. Una vez un pastor evangélico amigo me preguntó si yo creía que Jesús era mi salvador a través de su muerte expiatoria. “Por supuesto que sí” le respondí. El entonces me dijo; “Si crees eso eres mi hermano, todo lo demás es relle-no”. Podemos estar de acuerdo o no con esa declaración pero la transcribo para mostrar que si otros pueden ser abiertos con respecto a la salvación, ¿porque nosotros tenemos que ser tan cerrados en éste tema de la Di-vinidad?

Para resumir; Dios no levantó a nuestro pueblo para predicarle al mundo una doctrina que todas las iglesias cristianas predican, la Trinidad no es la base de nuestras creencias. Corremos el serio riesgo de perder nuestra identidad si colocamos esa doctrina como la piedra fundamental de nuestra iglesia.

No somos una iglesia de misterios sino de verdades reveladas.

Nuestro nombre es nuestro mensaje no hay nada más claro que eso.



Un fuerte abrazo para todos aquellos que deseen buscar primero el Reino de Dios y Su Justicia en lugar de palos y piedras para tirarles a sus hermanos.

No permitamos que el enemigo nos aparte del Camino ni de nuestra misión, a saber: Mateo 24:14.

Dios les bendiga, Maranatha!



Vuestro hermano en Cristo,





Daniel V. Cuccaro

Anciano de la Iglesia Adventista del 7º Día

Para más información sugiero leer del mismo autor “La Historia nos condena” entre otros sitios web se en-cuentra publicado en www.sendasantiguas.org si siente el deseo de compartir o requerir información adicional puede escribirme a danielcuccaro@yahoo.com.ar con gusto le contestaré en la medida de mis posibilidades.