FONDO DE RESCATE EUROPEO SE ATASCA

A. MISSÉ / S. POZZI - Bruselas / Nueva York - 19/05/2010


El Fondo de rescate europeo aprobado el pasado 9 de mayo por los ministros de Economía y Finanzas de los Veintisiete en Bruselas y que debe movilizar unos 750.000 millones de euros para proteger a los países más débiles del euro, se encuentra atascado, tanto en la propia Unión Europea como en Estados Unidos.

De estos recursos, 60.000 millones de euros son aportados por la Comisión, 250.000 por el FMI y 440.000 a través de una emisión con garantía de los Estados miembros. En esta última parte es donde surgió el problema en el Eurogrupo del pasado lunes en Bruselas.

En la noche de ese día los ministros de Economía y Finanzas de la zona euro fueron incapaces de alcanzar un acuerdo sobre la manera de poner en marcha la parte más importante de rescate, 440.000 millones de euros, que debe estar garantizada por los Estados Miembros mediante un acuerdo intergubernamental.

Ese dinero se obtendría a través de una sociedad constituida expresamente para este fin (vehículo especial) y que recaudaría capital de los mercados a través de emisiones de eurobonos, prestando los recursos obtenidos a los países que los necesitasen. El objetivo es ofrecer a estos países financiación mucho más barata que la que en la actualidad obtienen en el mercado.

El problema surgió en la manera de operar las garantías de los Estados. Alemania y otros países exigen que cada vez que se conceda una ayuda deberá alcanzarse un acuerdo sobre las garantías entre los participantes. La mayoría de países, sin embargo, desean un único acuerdo inicial, que valga para todos los casos y no se tenga que repetir el proceso de decisión. Para resolver la discrepancia se ha convocado un nuevo Eurogrupo para el próximo viernes, 21 de mayo.

Por otra parte, el conocido como "TARP europeo", en referencia al fondo creado tras la quiebra de Lehman Brothers, está generando un intenso debate en EE UU. En este contexto, el Senado adoptó por unanimidad una enmienda para impedir que el dinero del contribuyente se utilice de forma indiscriminada para ayudar a países fiscalmente vulnerables.

La iniciativa del republicano John Cornyn va incluida en el paquete de reforma financiera, que se aprobará al final de esta semana. En síntesis, forzará al Tesoro a certificar que los préstamos canalizados a través del Fondo Monetario Internacional (FMI) serán devueltos por el país el receptor. Si no se cumple esa condición, el representante en el organismo deberá oponerse. La legislación podría representar un obstáculo en la eventualidad de que el FMI tuviera que movilizar fondos hacia otros países en apuros.

BILDERBERG, EL CLUB DE LOS PODEROSOS







http://www.tiempodehoy.com/default.asp?idpublicacio_PK=50&idioma=CAS&idnoticia_PK=61097&idseccio_PK=612&h=100402


Antonio Rodríguez
07/05/10
El futuro económico y bursátil de España a corto y medio plazo, tras el draconiano apretón de cinturón que el FMI y la UE han impuesto a Grecia, pasa por una reunión rodeada de secretismo que se va a celebrar del 3 al 5 de junio en Sitges. Para esos días están convocados en un hotel de lujo de esa localidad del litoral catalán una pléyade de presidentes y primeros ministros, políticos retirados y futuros gobernantes, generales y banqueros, así como miembros de la realeza y lo más selecto del mundo financiero, industrial y de las comunicaciones de Europa, Estados Unidos y Canadá. Una lista de personalidades que en España no se veía desde hace mucho tiempo.

En total, más de 120 personas que encarnan el poder político y económico con mayúsculas y que con sus decisiones se han convertido en los mandamases que mueven los hilos de Occidente. Forman el Club Bilderberg y con ellos se reunirá el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, para intentar convencerles de la solvencia de la economía española en un momento en el que su futuro político está ligado a la salida de la crisis. “Para España, ésta es una gran oportunidad de exponer a personas que pesan en el mundo nuestra realidad económica. Y Zapatero no la va a desaprovechar”, subrayan fuentes gubernamentales.

¿Quién está detrás de este cónclave a puerta cerrada sin parangón en el mundo? “No me atrevo a decir que sea un grupo de control mundial, porque faltan espacios como Rusia, China, India o Brasil, que son fuerzas pujantes, pero sí que intentan imponer sus criterios y aconsejan a políticos a los que intentan tomar la medida”, resume Arcadi Oliveres, doctor en Ciencias Económicas de la Universidad Autónoma de Barcelona y estudioso de la influencia de los grupos de presión en los gobiernos, cuando se le pregunta por este selecto club.

Cada año asisten a la cita Bilderberg entre 120 y 130 personas, de los que unas 40 son estadounidenses y canadienses, y el resto, europeos. Todos ellos deben acudir solos (los escoltas o asistentes personales quedan alojados en un edificio adyacente) y asisten como ciudadanos privados, no en nombre del gobierno o la empresa a la que pertenecen. El club sufraga los gastos de alojamiento de los delegados e invitados, mientras que el país anfitrión -en esta ocasión España- corre con los gastos de la seguridad en torno al recinto y la escolta desde el aeropuerto más cercano.

En las invitaciones personalizadas que se cursan cada año, este club subraya que los asistentes son “personas importantes y respetadas que, gracias a sus conocimientos especiales, sus contactos personales y su influencia en círculos nacionales e internacionales, puedan ampliar los objetivos y recursos del Club Bilderberg”, un foro con similitudes al de Davos pero que se celebra sin la presencia de periodistas, informes previos ni conclusiones, y en el que sus deliberaciones son secretas, como si se tratara de un Consejo de Ministros. Todo ello facilita un debate franco y abierto a semejanza de otras reuniones anuales como las del Club de Roma, la Trilateral (Japón, Europa y América del Norte) o el Consejo de Relaciones Exteriores, pero la aparición de Bilderberg es anterior a todas ellas y su influencia en la gobernanza mundial, incuestionable.

Este club de pilares trasatlánticos nació en 1954, en plena Guerra Fría, como fórmula para acercar a europeos y estadounidenses y evitar el avance de los postulados de la Unión Soviética o cracks bursátiles como el de 1929. Sus fundadores fueron el príncipe Bernardo de los Países Bajos, esposo y padre de las últimas dos reinas holandesas, y el patriarca de los Rockefeller, la familia más influyente de Estados Unidos en la primera parte del siglo XX. El príncipe Bernardo, un oficial de las SS nazis antes de casarse con la princesa Juliana en 1937, organizó la primera reunión de este club privado en Oosterbeek (Holanda), en un coqueto hotel llamado Bilderberg que aún pervive con el mismo nombre.

Tras la Segunda Guerra Mundial, esta figura controvertida de la monarquía holandesa se convirtió en uno de los máximos directivos de la petrolera anglo-
holandesa Shell, mientras que los Rockefeller controlaban la norteamericana Exxon, así que el oro negro estuvo también en el origen de esta sociedad tildada de secreta, a la que se acusa de estar detrás de varias supuestas conspiraciones que luego se convirtieron en realidad, como el diseño de la Transición política en España, las subidas en el precio del barril de Brent o los últimos ataques especulativos contra la moneda china, por poner un ejemplo.

De ello han dado buena cuenta escritores como el canadiense Daniel Estulin, la española Cristina Martín o el norteamericano James Tucker, y lo cierto es que el Club Bilderberg no tiene página web y sólo cuenta con una pequeña oficina en la localidad holandesa de Da Leiden con un número de teléfono y otro de fax como únicos contactos.

En la actualidad, los alma máter de esta organización son los norteamericanos David Rockefeller (Chase Manhattan Bank), James Wolfensohn (ex director del Banco Mundial), el belga Étienne Davignon (Suez Tractebel) y el irlandés Peter Sutherland (Goldman Sachs), quienes se aseguran de que todo el mundo se lleve bien durante el cónclave.

Para ello, cuentan también con la ayuda de representantes de la realeza europea que suelen asistir, como la reina Beatriz de Holanda, el príncipe Felipe de Bélgica o nuestra reina Sofía, quien ha acudido una docena de veces en calidad de miembro permanente y que en un reciente libro de Pilar Urbano ha subrayado lo “apasionantes” que son para ella este tipo de reuniones.

“A lo largo de los años vas conociendo a gente muy diversa, bien informada, bien relacionada, cada una con un bagaje formidable en su terreno, en su área o en su país. (...) ¡Se aprende tanto!”, señala doña Sofía, para quien el verdadero secreto de Bilderberg es que “cada uno puede decir con libertad lo que piensa, lo que en un debate le venga a la cabeza, y que eso no se difunda”, sin que ello signifique que estén conspirando durante el cónclave. “¡Nada de conjuras! Allí nadie es reina, ni canciller, ni presidente de un gobierno o chairman de una multinacional”, hace hincapié.

Sin distinciones protocolarias.
En este sentido, la distribución de los asistentes sigue un orden alfabético rotatorio que elimina cualquier distinción protocolaria. Un año se empieza por la A (tal honor le correspondió en 2009 a Josef Ackermann, presidente del comité ejecutivo del Deutsche Bank) y al otro por la Z (en Sitges se comenzará previsiblemente por Robert Zoellick, presidente del Banco Mundial).

En cada cónclave hay cuatro sesiones al día, dos por la mañana y dos por la tarde, a excepción del sábado, en el que hay un plenario previo a la clausura. Como un debate entre 120 personas sería muy tedioso y difícil de manejar, el club divide el jueves y el viernes a los asistentes en seis grupos de 20 con un moderador cada uno. Tres de esos grupos cogen un tema y los otros tres otro distinto, y lo analizan desde diferentes puntos de vista durante dos horas. Por las tardes, los grupos se reducen a dos de sesenta. En cuanto al orden de palabra, los participantes eligen antes del discurso inicial del moderador cuántos minutos quieren hablar levantando uno, tres o cinco dedos de su mano.

Los que quieren hablar durante un minuto tienen preferencia y, al final, hay un turno de preguntas en el que un participante puede interpelar a otro directamente. Esos son los mejores momentos, como en 2002, cuando los bilderbergers europeos asaetearon a preguntas a Donald Rumsfeld a cuenta de la contienda que se estaba ya preparando contra Iraq.

Y aunque la organización informa previamente de los temas a discutir y pide a los asistentes que se los preparen, no les entrega documentos ni levanta actas de cada sesión. Con todo, las distendidas comidas y cenas que preparan los mejores chefs de la zona -un motivo más para haber elegido Sitges- son unas ocasiones excelentes para que los asistentes intercambien información sensible.

¿De qué se hablará en Sitges? En primer lugar, de la crisis económica que azota el Viejo Continente y posiblemente de los problemas del narcotráfico, la guerra en Afganistán, la retirada norteamericana de Iraq y el desafío nuclear de Irán, según varios bilderbergers consultados por Tiempo. En 2009, en la reunión que se celebró cerca de Atenas, no hubo consenso sobre cómo afrontar la recesión que ya se sentía en Europa, según Estulin. Una parte se posicionó a favor de una “brutal” recesión mundial para salir antes de la crisis, mientras que otros abogaron por una caída “más suave” durante cinco o seis años para no socavar los cimientos de las economías occidentales.

Una docena de españoles.
Ahora en Sitges, los ojos de los más poderosos se volverán a posar sobre las economías mediterráneas, aunque la elección de esta localidad catalana no tiene nada que ver con la actual situación financiera de España. Cada año, al terminar el cónclave, la dirección del Bilderberg sabe dónde se va a celebrar la siguiente cita, pero no la desvela a los asistentes hasta unos meses antes por motivos de seguridad.

Nuestro país no acogía una reunión de este tipo desde la cita en La Toja (Pontevedra) allá por 1989, que contó con la asistencia de los Reyes y del entonces presidente del Gobierno, Felipe González, y el porqué de ahora en España hay que buscarlo simplemente en que coincide con la Presidencia de la UE.

Por eso, el año pasado en Grecia la delegación española fue más numerosa de lo habitual y para Sitges se espera que el número ascienda a una docena de miembros con la reina Sofía al frente, la participación de Zapatero en el pleno inaugural y una nutrida presencia de miembros del Gobierno como Miguel Ángel Moratinos, quizás Elena Salgado y Bernardino León; de representantes de la banca y el mundo empresarial como Rodrigo Rato (Caja Madrid), Patricia Botín o Matías Rodríguez Inciarte en representación del Santander, José Manuel Entrecanales (Acciona) y Juan María Nin (La Caixa); así como del comisario europeo Joaquín Almunia y algún miembro del PP (ver recuadro en la página anterior), CiU o la Generalitat catalana como deferencia hacia los anfitriones.

La lista completa la tiene Juan Luis Cebrián, consejero delegado del grupo Prisa, bilderberger desde 1983 y que en la actualidad es el representante de España en el Comité Ejecutivo, el núcleo duro del club, del que forman parte 24 europeos y 17 norteamericanos, y que se encarga, entre cita y cita, de buscar unos 70-80 invitados para la siguiente edición.

En busca de líderes.
Uno de los aspectos más destacados de este club es la capacidad que ha tenido para catapultar al poder a jóvenes promesas políticas. El caso más mencionado en la historiografía de los bilderbergers es el de Bill Clinton, quien en 1991 asistió a la reunión de Baden-Baden (Alemania) siendo un desconocido gobernador de Arkansas. Unos meses después se hizo con la candidatura del Partido Demócrata y a finales de 1992 ganó las elecciones. Algo parecido le pasó a Tony Blair, quien fue invitado en 1993, un año antes de ser elegido a la cabeza de los laboristas británicos y cuatro antes de su entrada triunfal en Downing Street.

Igualmente, todos los secretarios generales de la OTAN fueron antes que ello miembros de esta sociedad y el caso más sorprendente es el de Javier Solana, cuya primera aparición en este foro fue en 1985, cuando era ministro de Cultura y pocos sabían de él fuera de España.

El propio Barack Obama sucumbió al encanto de este tipo de reuniones en mayo de 2008, cuando su candidatura a la Casa Blanca empezó el irresistible ascenso entre los demócratas. Su cicerone fue Timothy Geithner, por entonces un joven presidente de la Reserva Federal de Nueva York al que los bilderbergers bendijeron meses después cuando fue nombrado secretario del Tesoro. ¿El motivo? Le conocían de varios años de compartir cónclaves y sabían cómo actuaría en la lucha contra la recesión.
Otro hecho remarcable es lo malicioso del sistema de invitaciones, que hace que aquellos que no causan una buena impresión a la primera sean borrados de sucesivas ediciones. Fue el caso de Jordi Pujol, quien tras su paso por el Bilderberg de 1991 no volvió a contar en sus planes; el de Esperanza Aguirre, que participó en 1999 y 2000, cuando Aznar aún no había elegido a su sucesor; o más recientemente el de Miguel Sebastián, que estuvo en 2005 tras ponerse al frente de la Oficina Económica en Moncloa y cuyos comentarios no fueron bien acogidos por los mandamases del mundo.

LOS OJOS DEL MERCADO PUESTOS EN EL DÉFICIT DE EE.UU.





SANDRO POZZI - Nueva York - 17/05/2010
 











      





   



   







 Si la espiral de la deuda soberana griega es capaz de poner a los mercados internacionales en vilo, ¿cuál sería entonces el daño que puede llegar a infligir si los inversores perdieran la fe en Estados Unidos? La deuda total estadounidense crece rápido, y alcanza ya a los 12,9 billones de dólares, el equivalente al 92% de su PIB. La campana, temen algunos expertos, puede sonar pronto. La degradación de las cuentas públicas en Estados Unidos comienza a acercarse a un nivel que amenaza con poner a prueba a los mercados en plena crisis del euro.




Es la consecuencia de lo que ya se conoce como "capitalismo de Estado", el término con el que los observadores se refieren al papel central que adoptaron los Gobiernos en la economía, para, con el dinero del contribuyente, rescatar la banca y combatir la recesión. Esto provocará que la deuda en los países ricos toque el 100% del PIB en 2014, 37 puntos más que antes de la crisis.Tres puntos de ese incremento, según datos recientes del Fondo Monetario Internacional, se atribuyen a la ayuda masiva al sector financiero. Otros 3,5 puntos, a los paquetes de estímulos fiscales. Cuatro más por los intereses que deben pagar los Gobiernos por la deuda que acumulan. Y a esto hay que añadir otros nueve puntos derivados de la pérdida de ingresos por la recesión.Como dicen los analistas de Citigroup, las finanzas públicas en la mayoría de las potencias industrializadas "están en su peor estado desde la revolución industrial", excluyendo, claro, los periodos de guerra y de posguerra. Y por eso no son pocos los que empiezan a mirar más allá de la crisis inmediata en Europa, y se anticipan a la siguiente etapa, con la atención puesta en EE UU.
¿Somos Grecia?, se pregunta David Walker, presidente de la Fundación Peter Peterson. Económicamente, dice, los dos países no son comparables. EE UU es mucho más grande, crece desde hace un año y es más flexible y diversificado. Pero Walker advierte de que si no se corrige el rumbo, el peligro de caer en una situación como la griega "no estará muy lejano en el tiempo".
La ecuación es simple. Para un país con un nivel de deuda que se acerca al 100% del PIB, basta con que el interés esté al 3% y que su economía crezca al 3% para que todo lo que recaude extra vaya para cubrir los costes que genera la deuda. La oficina presupuestaria del Congreso de EE UU estima que para 2020, el 14% del gasto irá destinado a pagar los intereses de la deuda. Eso equivale a 916.000 millones de dólares, frente a los cinco veces más que el año pasado. El problema añadido es que buena parte de esa deuda está en manos de extranjeros, es decir, el dinero sale del país en lugar de invertirse.
En las próximas dos décadas, si esa política no cambia, la deuda podría doblarse y superar el 150% del PIB por el impacto en el gasto sanitario y de pensiones de la ola de jubilaciones del baby boom. Ante este panorama, el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, reclama un plan creíble para reducir el déficit (ronda el 11% del PIB) a un nivel sostenible. Bernanke opina que el caso griego debe ser tomado como una lección. Si no, "se perderá la confianza de los mercados". EE UU tiene, además, su propio drama en casa. A día de hoy es más arriesgado prestar dinero a California que a Irak, según el CMA Sovereign Risk Monitor. El Estado aparece el séptimo en una lista liderada por Venezuela, Argentina y Grecia. La diferencia es que la relación entre los distintos niveles de gobierno en EE UU es más estrecha que en Europa, lo que se traduce en una garantía para los mercados financieros.
Y aunque por lo general se niega cualquier comparación entre la situación fiscal estadounidenses y el drama que se vive en Europa, en Washington siguen muy de cerca su evolución, por el temor de que la crisis descarrile la débil e incipiente recuperación. Por un lado, el euro está en caída libre, lo que encarece los productos estadounidenses en el exterior. La zona euro es el segundo mercado para EE UU (15,3%), por detrás de Canadá (19,4%) y seguido de México (12,2%). Pero como señalan desde Goldman Sachs, el negocio exportador equivale al 1,1% de la economía, cuando el conjunto de sector representa el 7,8% del PIB.
El problema llegaría, señalan, si el parón en Europa derivado de la crisis fiscal afectara a otras economías, con las que EE UU tiene estrechos lazos comerciales. Y lo que preocupa especialmente es que el efecto contagio restrinja las condiciones financieras.

FMI en España - La Revolución Encubierta

A pocos días de que el FMI implantara sus medidas en España, se presenta esta mini-serie que denuncia y explica qué es lo siguiente que se nos viene encima. Por el bien de todos: NO TE LA PIERDAS y DIVÚLGALA.





LOS MERCADOS FRENTE A LOS PUEBLOS


TOMADO DE http://lacomunidad.elpais.com/periferia06/2010/5/16/capitalismo-iii-mercados-frente-los-pueblos
Una descripción e indagación sobre algunos rasgos básicos de la actual deriva económica, financiera y política.
 


1º de mayo de 2010. En Times Square, una zona de teatros muy concurrida de Nueva York, es hallado un coche cargado de explosivos. Gracias al temprano descubrimiento se previene una masacre. El intento de atentado es pronto atribuido a un estadounidense de origen paquistaní y se vincula con los talibanes de este último país, a su vez asociados con la inevitable Al Qaeda. A raíz de los hechos vuelven a extremarse lasmedidas de seguridad y varios parlamentarios proponen endurecer la legislación antiterrorista. Los proyectos de ley incluyen reducción de las garantías para los sospechosos detenidos.
5 de mayo. Paralelamente, ya desde meses atrás, en Grecia las calles vienen bullendo de manifestantes contra las medidas del gobierno “socialdemócrata” de Yorgos Papandreu, dictadas al alimón por la Unión Europea (UE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI). En el día indicado, durante una de las jornadas de lucha, mueren tres personas en extrañas circunstancias. Los sucesos se inscriben en el marco de la desconfianza de los mercados financieros hacia la capacidad financiera griega. Todo ello acontece, a su vez, sobre el fondo de la crisis sistémica (Niño Becerra dixit en su libro El crash del 2010) iniciada hace unos dos años y medio en el mundo “desarrollado”, y que ha ocasionado una recesión masiva con el consiguiente recurso al endeudamiento público.
10 de mayo. En vista de que los especuladores, con sus movimientos en dichos mercados, vienen agravando las condiciones de la deuda griega (pero también de otros países, como por ejemplo España), la UE y el Fondo Monetario Internacional (FMI) comprometen 750.000 millones de euros para asistir a los estados en peligro.

Los mercados se fijan en España
12 de mayo. Dos días después, ante la insistente comparación de Grecia con España, el presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, anuncia la aplicación de unas medidas de ajuste económicoimpuestas por la UE, el FMI y su amigo-jefe Obama. Consisten en una rebaja de los sueldos de los funcionarios, congelación de las pensiones y otros recortes en gasto público y social. No parece que vaya a ser el único lote de medidas previsto.
La decisión resulta más llamativa por cuanto el gobierno español venía tratando de convencer al pueblo de que la recesión ya se estaba remontando. El 0,1% de aumento del PIB en el último trimestre indicaba que ya hemos recuperado la famosa “senda del crecimiento”. Incluso elparo en abril, según los datos del Ministerio de Trabajo, había descendido por primera vez en muchos meses. ¿Por qué entonces esas drásticas medidas, inéditas en nuestra “democracia” y que más bien, según muchos observadores, pueden perturbar la consolidación de las tendencias positivas de la economía?
La respuesta está en “los mercados”. Ya previamente se estaban ensañando con Grecia, señalando su alto déficit presupuestario y su elevada deuda pública. En tales condiciones, cunde la alarma porque –se afirma– el estado griego podría tornarse insolvente. Es una cuestión de (supuesta) credibilidad, fundamentada sobre todo en el subjetivismo de los mercados y de las agencias calificadoras. Éstas, básicamente estadounidenses (Standard & Poor’s y otras), y a su vez aliadas con el eco propagandístico de los medios del Sistema (Financial TimesWall Street Journal…), son capaces de provocar de un día para otro una crisis de confianza respecto a la solvencia de una economía. Con mayor razón si éste ya lleva tiempo bajo sospecha.
Menos grave era y es la situación española, pese al ataque que sufre también nuestro país. Pero el pretexto para intervenir aquí era que la economía hispana, aunque no tan “averiada” como la griega, es de una dimensión mucho más grande (PIB cuatro o cinco veces mayor). Un colapso de la misma podría tener efectos aún más dramáticos. Quedaría demasiado empañada la imagen del euro, lo que afectaría al conjunto de los países adscritos a esta moneda. Algo que no debe consentirse.
Lo curioso, y quizá muy grave, es que, al socaire de estas dudas sobre la economía española, los intereses pagaderos a los inversores que compran la deuda pública emitida por el estado español han ido creciendo, con la consiguiente ganancia para aquéllos. Además, como los bonos son negociables, va hinchándose una nueva burbuja, esta vez basada en la deuda, cuando aún nuestro país, como el resto de Europa y del mundo, no se ha repuesto de los efectos de la burbuja inmobiliaria. Esto significa que hay gente que está ganando un montón de dinero gracias a los apuros financieros (tal vez, sobre todo políticos) de la nación española.

La “protección” frente a los mercados
En las últimas semanas se han oído y leído frecuentes alusiones a los “ataques [especulativos] de los mercados” contra el estado español. Los propios medios del Sistema han aludido reiteradamente a la necesidad de “defenderse” frente a ellos, llamándolos incluso «manadas de lobos». Quién lo iba a decir… Va a resultar que el mercado, el sagrado fundamento de nuestra economía libre y de nuestra prosperidad, se comporta como un enemigo del que hay que protegerse.
Pero, para que nuestro asombro sea completo, finalmente hemos sabido en qué consistía esa “defensa” o “protección” frente a los mercados: en rendirse a ellos. Eso es lo que han hecho los gobiernos griego y español con las medidas aplicadas (impuestas por instituciones internacionales, pero llamativamente coincidentes con los intereses de los operadores bursátiles, como lo prueba la positiva reacción inmediata de éstos a las mismas).
No por ello, sin embargo, la incertidumbre ha cesado. Tras una jornada, la del 13 de mayo, de inéditas ganancias bursátiles, los días siguientes volvieron a una realidad gris o incluso aún más oscura. El viernes 14, otro “viernes negro”, la Bolsa española cayó como no lo hacía desde 2008. Y el euro, pese a los planes de ajuste, sigue cayendo frente al dólar (ya ha perdido un 12% desde comienzos de año).
Según algunos expertos, ahora resulta que el problema no es tanto la solvencia sino la escasa confianza en el crecimiento de las economías europeas. Un crecimiento que, ya lo decíamos arriba, ¡puede haber sido amenazado por los propios planes de ajuste! En palabras de Emilio Ontiveros, presidente de Analistas Financieros (el ripio no es nuestro), «los inversores están vendiendo euros no tanto por temor a la insolvencia de algún país del euro, sino por la previsión de que la actividad económica va a tardar más de lo previsto en repuntar. Los planes de ajuste han logrado dar seguridad a las finanzas públicas, pero hacen que planee un escenario contractivo. La frontera entre la austeridad y la anorexia es muy tenue».
En otras palabras: economías como la griega y la española, debido al estado de sus finanzas, parecían dudosamente solventes a ojos de los mercados. Éstos no veían claro que pudieran pagar sus deudas, emitidas para hacer frente a sus déficits presupuestarios. Para aumentar las garantías, los mercados impusieron a través de las instituciones que controlan unas medidas de ajuste amparadas por unos fondos internacionales para evitar la quiebra. Pero dichas medidas, aunque van en la “buena dirección” deseada por los mercados, pueden frenar la reactivación económica y, con ello, la recuperación de los ingresos del estado que garantizaría la devolución de la deuda. ¡Vaya lío!
Ahora bien, gracias a eso, los insaciables mercados siguen teniendo magníficas excusas (aunque nuevamente, al igual que la crisis sistémica, las hayan generado ellos) para exigir medidas aún más draconianas. Haciendo honor a su primer apellido, José Luis Malo de Molina, hablando como portavoz del Banco de España, consideró las disposiciones adoptadas por Zapatero positivas pero insuficientes. De hecho, el Banco de España lleva mucho tiempo insistiendo en la necesidad de proceder a una reforma del mercado laboral. En consonancia, por supuesto, con la prensa económica que representa a los intereses de los mercados, de los cuales ya hace años que son mero reflejo las recomendaciones del propio Banco de España.

Contextualizando…
Aun siendo graves las dimensiones de la deuda griega (115,1% respecto al PIB al término de 2009) y, en menor medida, de la española (53,2% en 2009; 65,9% prevista para 2010), no parecen tan desmesuradas como se ha dado a entender cuando se comparan con las de otros países. Tampoco su déficit público (Grecia: 13,6% respecto al PIB; España: 11,2%). De hecho, otros países ricos y de mayor potencial económico tienen estadísticas comparables, o incluso peores, al menos en alguno de esos rubros. Es el caso de Reino Unido (62% actual de deuda; 11,4% de déficit en 2009), de Francia (77,6%; 7,5%), de Italia (115,8% de deuda)… y hasta de los mismísimos Estados Unidos (el FMI prevé que su deuda supere el 100%en 2010).
La solución impuesta, reducir drásticamente el gasto público, se ajusta a los modelos neoliberales dominantes. Pero, como recuerda el catedrático Vicenç Navarro, el gasto público español (y el portugués, y el griego…) son bastante menores que los de otros países europeos tradicionalmente más avanzados. El problema real, apunta la misma fuente, es la baja recaudación fiscal por parte del estado. Pero ésta empezaría a recuperarse con la reactivación de la economía (ya vislumbrada en el caso español), ahora de momento amenazada con las medidas de choque.

Preguntas que quizá merezcan atención
Tras este análisis, cabe formularse las siguientes cuestiones:
–¿Cuál es la razón realmente determinante de las medidas impuestas a Grecia y, en particular, a España?
–En los últimos meses, frente a la tendencia de años previos, el euro viene perdiendo valor frente al dólar. Sabido es que las reservas de dólares en todo el mundo eran la garantía de la moneda norteamericana que permitía a ese país sobrevivir con boyantes déficits públicos. Pero de unos años a esta parte el euro había venido quitando mucho terreno al dólar como moneda reserva. Debilitar al euro y a la eurozona correspondiente, ¿no puede ser un modo de contribuir al reavivamiento del dólar?
–En este contexto cabe preguntarse por qué Obama llamó a Zapatero para “animarle” a aplicar las medidas de ajuste. Éstas, con el FMI por medio, nos hacen evocar los años noventa en un escenario muy distinto: los países iberoamericanos se vieron entonces obligados a aplicar medidas similares. Parecían “soluciones” propias de países en vías de desarrollo pero ahora se imponen a naciones desarrolladas. Entonces la mano de Estados Unidos siempre estaba detrás. Parece que ahora también… (Es interesante al respecto lareflexión del músico y activista griego Mikis Teodorakis en“¿Quién quiere destruir Grecia?”).
–Respecto a la libra, recordemos que el euro rozó la paridad con aquélla en diciembre de 2008, pero viene depreciándose desde febrero de 2010, en plenas operaciones especulativas, y hoy vale 0,85 libras. ¿Es mera casualidad que el Financial Times, el periódico de la City londinense, haya sido tan influyente a la hora de poner en duda la solvencia de la economía española? Recuérdese la visita a los responsables de ese diario que la ministra española de Economía, Elena Salgado, tuvo que efectuar en febrero pasado para convencerles de lo contrario. Pero ni por ésas…
–Y hablando de la poderosa City londinense, quizá sea interesante recordar que es su entorno el que, en la práctica, viene controlando el Banco de Inglaterra desde que en 1997 Gordon Brown, como ministro de Hacienda del laborismo recién retornado al poder, decretara la independencia de esa entidad respecto al gobierno de la nación. (Curiosamente los conservadores han venido cuestionando esa medida por ver en ella un factor de las crisis bancarias. Ya veremos cómo actúa David Cameron al respecto…).
–En su artículo “La religión de mercado”Eric Toussaint se pregunta por qué a “los mercados” «se les ha otorgado esta dimensión religiosa. Ellos no son ni desconocidos ni meros espíritus. Tienen nombre y domicilio: son los principales dirigentes de las 200 multinacionales más grandes que dominan la economía mundial con la ayuda del G7 y de instituciones tales como el FMI —que volvió al centro del escenario gracias a la crisis después de haber pasado un tiempo en el purgatorio—. También actúan el Banco Mundial y la Organización Mundial de Comercio».
Quizá también sería conveniente preguntarse cómo cabe calificar el hecho, ya descrito arriba, de que para protegerse de los mercados haya que complacerlos. ¿No tiene eso un nombre, relacionado con la celebérrima historia de El Padrino? (Aunque al menos éste solía garantizar una cierta prosperidad real a sus “protegidos”).
–En medio de todo esto, suenan cínicas las recientes declaraciones de Jean-Claude Trichet, el presidente del Banco Central Europeo. En ellas, con el mayor desparpajo, niega que el euro venga sufriendo ataques especulativos (algo que, como ya hemos visto, ha reconocido buena parte de la prensa del Sistema). ¿A qué juega Trichet?
–Volviendo al ámbito nacional, ¿por qué no ha dimitido Zapatero? Demagogias opositoras aparte, lo cierto es que este hombre se hartó de prometer que para salir de la crisis no iba a tocar los gastos sociales. Pero ahora nos encontramos con que, escudado en la imposición externa, lo hace y además duramente, máxime por cuanto las medidas no han hecho sino empezar.
Es cierto que resulta tétrica la perspectiva de Rajoy en el poder. Con todo, lo más sano y lo más honesto hubiera sido la marcha de Zapatero antes de prestarse a este juego. Semejante paso habría supuesto un valioso testimonio moral. Pero parece obvio que prefiere la poltrona a la dignidad y a la coherencia. Como en las cuestiones bélicas (el antiguo adalid del “No a la guerra” es hoy un fiel esbirro del belicismo global), en el plano socioeconómico también renuncia a sus (supuestos) principios para seguir aferrado al cargo. Hablamos ya de un hombre que, al margen de que gane o no las próximas elecciones (si se presenta), ha perdido completamente el norte y no merece credibilidad alguna.
–Todos insisten ahora que la clave es volver a la “senda del crecimiento”. Pero son cada vez más los que se preguntan si no volverá a ser un crecimiento que beneficie sólo a unas minorías. Incluso si el tan cacareado objetivo es un fin deseable en sí mismo.
–El nuevo escenario que se instala ante nuestros ojos tiene mucho que ver con el temido desmontaje del Estado de Bienestar que llevaba décadas augurándose. No hará falta esperar más, ya está aquí. La globalización aprieta hoy las tuercas a la vieja Europa recortando aún más su soberanía. No se para ante nada y ya algunos de los eslabones más débiles de la cadena (primero Grecia, luego España…) presencian experimentos sociológicos del Nuevo Paradigma. Se trata de ver los efectos de la anestesia social que la propaganda mediática lleva décadas aplicando a los pueblos (reflejados, p. ej., en la escuálida asistencia a las recientes manifestaciones del Día del Trabajo). Pero como, pese a aquélla, no se descartan revueltas frente a las medidas de choque, el Sistema tendrá que recurrir a otro tipo de medidas, las represivas, para hacerles frente.
Acaso no sea descabellado, sobre esa base, asociar el coche bomba de Times Square con las respuestas populares a la crisis en Europa. Un vehículo letal casualmente hallado el Día del Trabajo…
COMENTARIO:LA SOLUCIÓN A TODO ESTE PROBLEMA NO LA TIENE EL HOMBRE, VENDRÁ DE OTRO LADO.

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